Alexander Skarsgård: “A veces creo que la IA nos llevará al Juicio Final”

El actor sueco Alexander Skarsgård hace un arte de la impasibilidad. Tras una época ejerciendo como perfecto hombre objeto, en los últimos tiempos se ha especializado en personajes con aires de sociópata, como el CEO tecnológico de ‘Succession’ o, ahora, el cyborg de seguridad que da nombre a ‘Matabot’ (Apple TV+), recién estrenada comedia de ciencia ficción con base en la serie de novelas de Martha Wells. Nuestro (anti)héroe logró liberarse de su esclavitud programada, pero en lugar de arriesgarse a ser pillado y desguazado, ha preferido vigilar a una inocua comunidad ecologista y cultivar mentalmente su odio por los humanos. Hablamos con el virulento héroe de ‘The Northman’ sobre su trabajo en las series, desde sus inicios en HBO hasta esta insólita aventura

-Podríamos decir que debe su carrera a HBO, con quienes hizo ‘Generation kill’, ‘True blood’ y, algo más adelante, ‘Big little lies’ y ‘Succession’. ¿Sintió que cometía una infidelidad haciendo una serie para Apple TV+? 

-[Risas]. Como ha dicho, he tenido una larga relación con HBO desde finales de los dosmil. Les debo una buena parte de mi éxito como actor. Es con esa marca que he tenido algunas de las mejores experiencias. Pero… ¡nuestra relación no es exclusiva! Podemos salir con otras personas. 

-Lo mejor que puede decirse de una historia es que te hace ver el mundo de otro modo, que tiene un punto de vista único. ‘Matabot’ entraría en esa categoría, ¿verdad? ¿Fue esta perspectiva tan singular la que le arrastró al proyecto? 

-Simplemente, me enamoré del personaje. No conocía las novelas originales de Martha Wells antes de leer los guiones. Cuando escuché ese título, ‘Matabot’, esperaba una aventura de ciencia ficción al uso. Luego descubrí a este personaje tan incómodo en situaciones sociales. Habla mucho sobre las cosas que va a hacer, pero luego no hace nada. Lo único que hace es procrastinar y ver culebrones. Me pareció un personaje encantador, la verdad. 

-¿Se sintió identificado con él en algún momento? ¿Y le preocupó hacerlo? 

-Todos podemos sentirnos identificados con él. Todos tenemos un monólogo interior que contrasta con el modo en que queremos ser percibidos. Fue muy divertido presentar este aspecto del personaje. Mostrar el contraste entre esa apariencia tan estoica, o mejor dicho, tan rígida, con su monólogo interior, mucho más estresado, vibrante y vital. 

-Esta comedia negra sobre una máquina pensante llega en un momento de pánico a la IA. ¿Qué pensamientos le cruzan la cabeza cuando da vueltas a este tema? ¿Le asusta lo que esta nueva revolución pueda suponer para la industria del espectáculo? 

-(Larga pausa). Estoy… intrigado y, a la vez, aterrado. Si me levanto de buenas, soy capaz de ver todo su potencial. De aceptar que ya está aquí y no se va a marchar, así que es mejor ver sus posibles ventajas en muchos aspectos. Pero luego puedo tener un mal día y pensar cosas como: “A ver, espera un momento, estamos ante algo sin ninguna clase de regulación internacional. Que conlleva muchos riesgos y que está evolucionando a una velocidad simplemente imparable. Cada día es mejor y mejor. Si dejamos que siga adelante sin tratar de controlarla de algún modo, ¿dónde podría llegar? ¿No está claro que el desenlace natural es el Armagedón, el Juicio Final? ¿Un mundo donde seríamos innecesarios y se nos eliminaría de la faz de la Tierra?”. Unos días pienso esta clase de cosas. Otros solamente pienso: “Venga, todo va a ir bien”.

-Hace unos días se supo que el videojuego ‘Fortnite’ pretendía usar la voz de James Earl Jones en una versión recreada con IA. ¿Cómo le hace sentir algo así? ¿No le inquieta pensar que se hiciera algo similar con su voz? 

-(Otra larga pausa). Es una cuestión peliaguda. Porque no es solamente tu voz lo que pueden recrear. También puede ser tu rostro; una vez tienen un modelo del mismo, te pueden incorporar a cualquier película con tu voz y con tu imagen. No me apasiona la idea. ¿Quién decide en qué proyectos sale Alexander Skarsgård? ¿Quién va a tomar mis decisiones actorales por mí? Cuando voy a ver a alguien actuar en una película, es porque esos actores son interesantes y toman decisiones interesantes. Se me hace raro que esas decisiones las tome una persona anónima delante de un ordenador. Obviamente, se pierde mucha magia. 

-Matabot no es su primer personaje con poco aprecio por las emociones de la gente. Es, digamos, una versión más extrema del CEO tecnológico al que dio vida en ‘Succession’. ¿Se lo toma como algo personal, que le llamen tanto para estos papeles? ¿O se siente agradecido porque disfruta interpretándolos? 

-En realidad es todo también culpa mía. Soy afortunado de estar en un momento de mi carrera en que me ofrecen toda clase de personajes, con toda clase de tonos, pero últimamente siempre me decanto por los más oscuros y turbadores. No sé por qué y probablemente debería hablar con mi psiquiatra sobre el tema. Aunque para eso primero debería tener un psiquiatra. Quizá debería hacerme con uno [ríe]. 

No me apasiona la idea de que puedan coger tu cara y tu voz e incorporarte a cualquier película

-Entre esos personajes encontramos a Perry Wright, el marido que maltrataba a su mujer Celeste (Nicole Kidman) y resultó ser el violador de Jane (Shailene Woodley) en ‘Big little lies’. ¿Era fácil volver a casa del rodaje sin estar afectado por todo lo que le hubiera tocado hacer esa jornada? 

-Rodamos en Los Ángeles y yo vivía en Nueva York por entonces. Pero tuve la suerte de que mi mejor amigo y su familia viven en Los Ángeles. Me quedé a vivir con ellos. Cuando rodamos la primera temporada, sus hijos tenían unos ocho y doce años. Era estupendo tener una vida familiar normal a la que volver, en lugar de tener que ir a una habitación de hotel vacía. Porque aquellos días de rodaje con Nicole fueron muy difíciles, muy intensos. Una experiencia de trabajo extraordinaria, por supuesto. Tuve ocasión de explorar una relación profundamente turbadora con Nicole, a la que adoro como actriz y como persona. 

-Acaba de volver del festival de Cannes, en el que usted y el equipo de la película ‘Pillion’ han recibido una ovación de pie de siete minutos. ¿Qué se siente en un momento así? 

-Un momento que nunca olvidaré. Me encanta esa película y adoro a la gente con que la trabajé. Tiene un lugar especial en mi corazón. Fue una pasada poder estrenarla en Cannes y estar allí con [el director] Harry Lighton y [el coprotagonista] Harry Melling. Trata sobre moteros gays sadomasoquistas y muchos miembros del Gay Bikers Motorcycle Club que aparecen en ella también vinieron al festival. Compartir ese momento con ellos fue algo extraordinario. Todavía estoy temblando. 

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