«El cine, en general, nos hace mejores, pero si, además, nos hace tomar conciencia de aquellas cosas problemáticas que existen en nuestra sociedad creo que tiene valor, siempre que no te esté metiendo sermones». Así lo aseguró ayer el periodista y crítico cinematográfico Alejandro G. Calvo (Barcelona, 1978), que ayer presentó en el Club FARO «¿Por qué tengo que ver esta película?» (Temas de Hoy), su segundo libro, en el que pone al servicio del lector las herramientas necesarias para conocer en profundidad el denominado séptimo arte y para captar los matices que convierten en relevantes aquellas películas que a priori no se saben apreciar y, del mismo modo, recuerdan por qué las grandes películas, en efecto, lo son.

Calvo: «El cine nos ayuda a entender mejor el mundo en el que vivimos»
El crítico de cine, una de las voces más populares y autorizadas sobre el cine en la actualidad –su sección «Cine a quemarropa» en el canal de YouTube de SensaCine acumula más de 73 millones de visualizaciones y 500.000 seguidores–, aseguró que el cine siempre habla de su tiempo, independientemente del género. «El cine nos ayuda a entender mejor la vida y el mundo en el que vivimos. Por eso creo es necesario que tengamos cineastas que nos expliquen la sociedad en la que vivimos», comentó durante la conversación que mantuvo con la periodista Amaia Mauleón, responsable de Vigo Film Office.
Para Calvo, el valor de la crítica de cine radica en explicar la película desde las emociones que te hace sentir, y aseguró que a él no le gusta sentar cátedra ni imponer su opinión. «Todos somos críticos de cine solo por pensar si te ha gustado o no una película. Lo importante de la crítica es todo lo que se construye alrededor de ella, de poner en palabras las emociones que has sentido», afirmó el director de SensaCine.
Explicar esto y tirar hilos con la historia del cine para poder crear cinefilia es, para él, lo más bonito de su profesión. «Hoy estamos bastante faltos de construcción cinéfila porque vivimos bombardeados por un consumo de imágenes audiovisuales como nunca ha habido en la historia de la humanidad. Nunca antes ha sido tan fácil ver películas, pero es fácil perderte por camino porque hay demasiado ruido», comentó.
Asimismo, desmintió que el cinéfilo sea una persona que vive encerrada en casa visualizando películas. Al contrario. «Para ser cinéfilo –afirmó– hay que vivir, porque las películas hablan de la vida. El cine es tú y tus circunstancias».
Calvo animó a ver cine clásico y no solo contemporáneo y mostró su predilección por el western, un género que hoy no se ve en las salas de cine. «El western, para mí, es el cine. Tiene otra narrativa; el cine clásico, también. Ahora está todo hecho para gente que está con el móvil. Antes una película era presentación, nudo y desenlace y en el nudo, el clímax. Hoy todas tienen 47 clímax; estamos totalmente anestesiados», afirmó el crítico, que invitó a disfrutar de las películas en las salas de cine.
Por otra parte, aseguró que hay que perderle el miedo al cine y en este sentido, apeló a la responsabilidad de los críticos. «No seamos elitistas a la hora de hablar de películas, colocando a cineastas en un altar. Todos los directores hacen películas para la gente; el cine es un acto colectivo», afirmó.
«La puerta del cielo» (1980), «El hombre tranquilo» (1952), «La ley del deseo» (1987), «Vértigo (De entre los muertos» (1958), «El resplandor» (1980), «El espíritu de la colmena» (1973), «Matrix» (1999), «Alien, el octavo pasajero» (1979), «Mi vida sin mí» (2003) y «La sustancia» (2024) son son algunos de los títulos que incluye «¿Por qué tengo que ver esta película?».
«Que una peli de autor como ‘Sirat’ haya triunfado es una sorpresa total y un éxito»
Alejandro G. Calvo se refirió a las películas «Romería» de Carla Simón, rodada en Vigo, ciudad natal de su padre; y «Sirat» del gallego Oliver Laxe, ambas seleccionadas en el último Festival de Cannes, en el que «Sirat» obtuvo el Premio del Jurado. Mientras que de Simón dijo que hizo una «cosa preciosa» con «Romería», sobre la cinta de Laxe señaló que se ha convertido en un éxito a pesar de ser «una película difícil».«Se ha convertido en una peli-evento. Que una peli de autor, de un cineasta tan radical como Oliver Laxe haya triunfado tanto es una sorpresa total y un éxito. La primera parte es dura, como el cine de Oliver: lento, contemplativo y con un punto místico. Mientras que la segunda tiene unos gestos dramáticos muy pasados de rosca. Cuando la vi pensé que no iba a gustar. Me he equivocado totalmente. Gustó muchísimo en Cannes, donde se llevó un premio, y dicen que puede llegar a un millón de euros en taquilla», detalló el crítico, que animó también a ver la película de Simón, que ha quedado, dijo, eclipsada tras el fenómeno de «Sirat».
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