Con la tercera dosis todavía sin poner, cada vez más países se lanzan a por la cuarta

Los nuevos contagios registrados de coronavirus alcanzaron este lunes un nuevo récord global diario, cuando se cumple un año desde que las primeras vacunas empezaron a distribuirse y dos años después de que comenzaran los primeros compases de la pandemia global de covid-19. La nueva variante ómicron, que tras su descubrimiento en Sudáfrica hace un mes se ha expandido ya por medio mundo, agudizó el debate sobre la pertinencia de una tercera dosis de vacunación, especialmente en los países más desarrollados, pese a que los primeros datos apuntan a unos síntomas más leves y que quedan todavía grandes bolsas por vacunar en muchos países en desarrollo.

Pero en medio del miedo generalizado por la nueva oleada de contagios avivada por la variante, el invierno y las festividades, y con la tercera dosis todavía sin poner, cada vez más países se lanzan a por la cuarta.

Alicia Alamillos

Esta semana, Israel comenzó los ensayos clínicos para certificar la eficacia en el sistema inmune de una cuarta dosis —o una segunda dosis de refuerzo— contra el covid-19 en pacientes sanos. 150 trabajadores sanitarios participan en el estudio, liderado por el Hospital Sheba y el primero de su clase, que “se centrará en la eficacia de la vacuna en la producción de anticuerpos y la seguridad, con el fin de determinar si se necesita una cuarta vacuna en general”, ha asegurado un portavoz del centro médico. Los resultados del ensayo, que servirán seguramente como referencia al resto de países del mundo, se entregarán al Ministerio de Salud israelí en unas dos semanas.

Israel, que durante toda la pandemia ha intentado ir un paso por delante en todas las etapas, en la vanguardia de la lucha contra la pandemia, no podía dejar de ser el primero en organizar esa cuarta dosis. “El Estado de Israel sigue estando a la vanguardia del esfuerzo mundial para hacer frente a la pandemia. Los ciudadanos de Israel fueron los primeros del mundo en recibir la tercera dosis de la vacuna contra el covid-19 y seguimos siendo pioneros también con la cuarta dosis”, ha asegurado el ‘premier’ Naftali Bennett. El Gobierno israelí recibió con los brazos abiertos la primera propuesta de esa cuarta dosis para hacer frente a actual ola de ómicron que ha tomado el país por asaltos, pero el comité científico que asesora al Ministerio de Sanidad, más cauto, todavía tiene que dar su aprobación final.

La cuarta dosis en tan poco tiempo ha generado dudas entre la comunidad científica del propio Israel, que piden prudencia en la toma de decisiones médicas. “Es difícil decir algo hasta que no se recojan más datos y más experiencias”, asegura el epidemiólogo israelí Silvio Pitlik, a este diario. “Hay muchos interrogantes con respecto a la nueva variante y la efectividad de la vacuna, pero sí parece que los grupos sociales que recibieron la tercera están más protegidos contra ómicron que quienes no la tienen”, añade, aunque apunta también a que el gobierno israelí ha “exagerado”: “Nosotros en Israel estamos ya con la cuarta cuando en otros países no han podido vacunarse ni de la primera. Cuando hay tanta incertidumbre y miedos pasan estas cosas”. “No podemos asumir ciegamente que otra inyección lo resolverá todo, porque no lo hará”, ha asegurado el epidemiólogo Hagai Levine, quien dirige la Asociación de Médicos de Salud Pública de Israel.

Todo esto mientras la gente todavía no tiene muy claro si ponerse la tercera dosis, y no por sentimiento antivacuna, precisamente. “Yo me la pondría [la tercera dosis] si tuviera sentido médico probado”, apunta Maya, israelí residente en Tel Aviv y con las dos primeras dosis puestas. Pese a los esfuerzos del gobierno israelí, que lleva promocionando la tercera dosis desde el pasado julio, la tercera dosis se ha quedado atascada en el 45% de la población (frente al 70% que ha recibido al menos una dosis).

A. Alamillos

Al otro lado del océano, Chile, uno de los países latinoamericanos con mejor tasa de vacunación de la pauta inicial del mundo (86%) y que atraviesa de momento con calma y bajos ritmos de contagios la irrupción de la ómicron en medio de su verano austral, anunció el jueves que comenzarán a aplicar la cuarta dosis a partir de mediados del próximo febrero. La decisión la tomó el Gobierno saliente de Sebastián Piñera, pero no parece que el nuevo Gobierno de Gabriel Boric vaya a dar un volantazo en la estrategia anticovid chilena.

Mezcla de vacunas

“A partir de la segunda quincena de febrero, tenemos presupuestado comenzar con esta cuarta dosis (…) Los estudios demuestran que hay una caída en la tasa de anticuerpos, pero que existe una memoria inmunitaria que puede ser reactivada con un nuevo refuerzo”, ha asegurado el ministro chileno de Salud, Enrique Paris. Al igual que Israel, Chile también fue pionero en la implementación de la tercera dosis, y de momento ha conseguido convencer más a sus ciudadanos que Israel: el 53% de la población chilena cuenta ya con la primera dosis extra.

La puerta a la cuarta dosis se ha abierto también gracias al excedente de dosis con el que cuenta Chile. En la primera oleada, adquirieron numerosas vacunas chinas de Sinovac, con la que vacunaron a gran parte de su población antes de empezar a acceder a los preparados de Pfizer y AstraZeneca. El país va a seguir un “esquema heterólogo”, que consiste en combinar distintas vacunas y que ha demostrado “ser exitoso”, según defendió el ministro de Sanidad. “Tenemos una gran cantidad de Pfizer ahora, también AstraZeneca, y podemos acceder a Sinovac. Hay estudios que demuestran que Sinovac está funcionando muy bien contra ómicron, por ejemplo, así que tenemos disponibilidad de vacunas”, aseguró Paris.

J. Dastis

A Israel y Chile les ha seguido República Dominicana (11 millones de habitantes), cuyo ministro de Salud Pública, Daniel Rivera, anunció este lunes que “será el primero” en recibir esa dosis de refuerzo como forma de dar ejemplo, en declaraciones a la radio El Sol de la Mañana. De momento son palabras; Rivera no detalló la fecha en la que se comenzaría a administrar esa segunda dosis de refuerzo, pensada especialmente para los mayores de 60 años y el personal sanitario (seis meses después de haber recibido la tercera dosis). Hasta el momento, República Dominicana ha vacunado con al menos dos dosis al 52,5% de la población, y se han puesto 1,4 millones de dosis de refuerzo (un 13% de la población).

Por el momento son todo países de poca población, con no más de 20 millones de habitantes (en el caso de Chile), y con suficiente suministro de dosis ya acordadas con los proveedores, ya sea a base de talonario, como Israel, o por un excedente de vacunas ya adquiridas, como Chile con Sinovac. Pero otros países más grandes, como Alemania o Reino Unido, también están ya poniendo sobre la mesa esa opción, aún pendientes de los informes científicos sobre su pertinencia o efectividad frente a la ómicron y otras variantes.

En Reino Unido, voces como la de Adam Finn, médico que forma parte del Comité Conjunto Británico de Vacunación e Inmunización (JCVI, por sus siglas en inglés), una organización independiente que asesora al Gobierno británico, aseguró que “es probable que la gente reciba una cuarta dosis. Si será todo el mundo [o solo las poblaciones de riesgo o el personal sanitario], es pronto todavía [para decirlo]”, en declaraciones recogidas por el diario ‘The Guardian’. Otros miembros del equipo del JCVI se han pronunciado de manera similar.

Meritxell Freixas. Santiago

En Alemania, ha sido el propio ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, quien ha avanzado en esa línea. “Yo asumiría” que una cuarta dosis “será necesaria”, aseguró Lauterbach en la cadena WDR2, aunque añadió que la decisión final estaba todavía por tomarse, esperando a una mayor evidencia científica de la efectividad de un refuerzo adicional, pero también en el posible escenario de escasez de vacunas, que podrían limitar el desarrollo de esa nueva etapa de la campaña de vacunación de manera generalizada. Alemania, que ha inoculado ya 35 primeras dosis de refuerzo por cada 100 habitantes, ha encargado 80 millones de dosis —específicamente diseñadas para la ómicron— a BioNTech, que llegarán en abril-mayo, cuatro millones de dosis de la recién aprobada Novavax y 11 millones de Valneva (todavía pendiente de autorización), según ha detallado Lauterbach. También en Europa, el Comité de Vacunación Nacional publicó una guía actualizada el jueves incidiendo en que debería ofrecerse una cuarta dosis al personal sanitario y otros trabajadores esenciales, aunque añadió que todavía no hay suficientes datos científicos para hacerlo de manera generalizada.

Países sin ninguna dosis

Todo esto, pese a las críticas de la Organización Mundial de la Salud, que ha lamentado que un grupo de países coopten el suministro de vacunas con terceras y cuartas dosis sin que en muchos países se haya siquiera aplicado la primera dosis.

“Este año se han administrado suficientes vacunas en todo el mundo, por lo que el objetivo del 40% [de vacunación en cada país] podría haberse alcanzado en todos los países en septiembre, si esas vacunas se hubieran distribuido de manera equitativa, a través de Covax y AVAT. Ningún país puede impulsar su salida de la pandemia”, sin que el resto alcance también cierto grado de inmunidad, aseguró el Tedros Adhanom, secretario general de la OMS. Y más, cuando en los países sin vacunar y con gran transmisión del coronavirus pueden seguir apareciendo nuevas variantes que acaben burlando la inmunidad, haya o no dosis de refuerzo.

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