El horario afecta más que el sueldo en las vacantes sin cubrir en Galicia

El primer problema de las vacantes de empleo es saber cuántas hay realmente. Y eso depende de a quién consultes. La Encuesta Trimestral del Coste Laboral elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) recoge 8.218 los puestos sin cubrir en Galicia durante el primer trimestre del año, unos 1.100 más que en el mismo periodo de 2024 (7.084). El informe específico que hace el Instituto Galego de Estatística (IGE) a partir de la consulta también a las empresas eleva la cifra a 11.385 solo en lo negocios que tienen más de 9 asalariados —una cantidad muy similar a los 11.359 detectados un año antes—, de los que 3.258 están vinculados a puestos que requieren titulación STEM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Cada sector tiene también su propio balance. En el metal se necesitan con urgencia alrededor de 5.000 efectivos, según la patronal Asime, que asegura que el 12% de las empresas afrontan «la ausencia endémica y sistemática» de profesionales. La construcción se mueve en niveles similares, con el agravante en su caso del gran envejecimiento de sus plantillas actuales. Solo para afrontar la campaña turística, la hostelería demanda en Galicia unos 14.000 camareros.

«En el contexto del mercado laboral español, al igual que en el europeo, el desajuste entre la oferta y la demanda de trabajo es un fenómeno complejo y persistente», señala el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe) en un análisis que acaba de publicar sobre el problema, «que responde a diferentes causas» y «provoca, por una parte, dificultades para las empresas para encontrar trabajadores con perfiles adecuados a sus puestos de trabajo y, por otra, problemas para las personas que quieren acceder a un empleo».

El desequilibrio se está agravando por «la rapidez con la que cambian las exigencias» en la ocupación por la digitalización y la transición energética. «Los cambios tecnológicos acelerados hacen que muchas competencias se vuelvan obsoletas o insuficientes para los empleadores actuales», indican los técnicos. «Muchas empresas recurren a candidatos con formación generalista y ofrecen formación adicional para adaptarlos a las necesidades específicas del puesto —añaden—, lo cual genera un coste adicional».

Otra razón «relevante» viene de «la falta de incentivos». Del rechazo a ciertos puestos «debido a las condiciones laborales, salariales o la escasa flexibilidad». El estudio señala también como «agravantes» el envejecimiento de la población, la falta de movilidad geográfica y «una educación no alienada con las demandas del mercado»; y llama la atención de lo complicado que resulta tomar decisiones a trabajadores y empresas para aliviar la situación por «las limitaciones en la información disponible sobre el mercado de trabajo». 

El Sepe ha elaborado su propia radiografía a partir del estudio de los datos oficiales que existen sobre las vacantes y de la consulta directa a 657 expertos. La Red del Observatorio de las Ocupaciones remitió los cuestionarios y entrevistó a responsables de empresas y organizaciones del ámbito sociolaboral (asociaciones patronales y sindicales), de diferentes sectores, tamaño y zona geográfica, además de a «otras instituciones y expertos conocedores del mercado de trabajo», desde los servicios de intermediación y oficinas de empleo de los servicios públicos autonómicos, a ETTs y agencias de colocación.

La falta de candidatos predomina en sus respuestas como principal causa del desajuste con casi una de cada cuatro menciones de los expertos. Las carencias de formación y las de competencias técnicas suman cerca del 32% «y podría considerarse, por tanto, como la causa conjunta más relevante». Les siguen, por orden de importancia, el déficit de experiencia y el desacuerdo con las condiciones laborales ofrecidas. El Sepe trasladó a los participantes en el análisis si, a pesar de las dificultades, los puestos terminan cubriéndose igual. El 23% indicó que no. Que es imposible.

En Galicia se da una distribución diferente de las causas. La insuficiencia de candidatos también figura en primer lugar, pero en una menor proporción: 21,7%. La segunda razón más apuntada por los expertos por lo que ven en su día a día es que los candidatos no tienen experiencia (18,3%). A continuación figuran la falta de formación (14,8%), de competencias técnicas (13,3%), de competencias personales (8,1%) y de competencias transversales (5,3%).

Por el medio, en cuarto lugar, aparecen los desacuerdos en las condiciones laborales. Afectan a algo más de una de cada diez vacantes. Y en esos casos, ¿a qué se debe la disconformidad? Principalmente a los horarios (31%), por encima del salario (25%) y la jornada (otro 25%). El 19% restante se enmarca en otras causas.

Galicia es una de las pocas comunidades en las que las desavenencias respecto al horario pesan más en la problemática de las vacantes. Solo sucede esto mismo también en Extremadura (32%) y Navarra (31%). En el conjunto del país, la nómina encabeza los desacuerdos en las condiciones laborales (32%). El horario hace chocar a empleador y posible empleado en el 28% de los casos; un 25% la jornada; y el 15% viene de otras razones.

Las diferencias en las condiciones laborales de un puesto se dejan notar con especial intensidad, según el Sepe, en el grupo de ocupaciones formado por los trabajadores de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores. En los operarios cualificados en el sector agrícola, ganadero, forestal y pesquero sobresale la falta de candidatos para afrontar los puestos pendientes. La búsqueda de artesanos y trabajadores cualificados de las industrias manufactureras y la construcción arrastra, sobre todo, la falta de experiencia, de competencias técnicas y de formación; mientras la ausencia de competencias transversales es «muy significativa» entre los directores y gerentes, con un porcentaje cuatro veces superior a la media.

Aunque las empresas, los sindicatos y el personal de los servicios públicos de empleo afloran hasta 244 ocupaciones con desajustes entre oferta y demanda, 20 de ellas concentran más de la mitad del total de registros. Las dos con mayor número de menciones pertenecen a la hostelería: camareros y cocineros. La lista se completa con albañiles, conductores asalariados de camiones, mecánicos y ajustadores de vehículos de motor, electricistas de construcción, fontaneros, soldadores y oxicortadores, enfermeros no especializados, chapista y caldereros, trabajadores de los cuidados personales a domicilio, vendedores de tiendas y almacenes, mecánicos y ajustadores de maquinaria, médicos de familia, instaladores de cerramientos metálicos, fisioterapeutas, mecánicos-instaladores de refrigeración, conductores de autobuses y tranvías, mecánicos y reparadores de equipos eléctricos y personal de limpieza de oficinas y hoteles.

Las vacantes de camarero lideran también el top 10 de ocupaciones con más dificultades de cobertura en la comunidad. Después están los camioneros asalariados, cocineros, trabajadores de los cuidados, mecánicos y ajustadores de vehículos, albañiles, enfermeros no especializados, fisioterapeutas, chapistas y caldereros y electricistas de la construcción.

Los primeros puestos en Galicia están copados por profesiones donde sobresalen los desacuerdos en las condiciones laborales. La falta de candidatos, la causa más importante en términos generales, fue todavía más destacada en chapistas y caldereros, instaladores de cerramientos y carpinteros metálicos, fisioterapeutas y mecánicos. El agujero en la experiencia, las competencias técnicas y de formación dan de lleno en mecánicos y ajustadores de vehículos a motor, electricistas, soldadores y chapistas, entre otras ocupaciones; y la falta de competencias transversales y personales incide en puestos de vendedores y, en menor medida, en camareros y personal de limpieza.

«Merecen una mención especial las ocupaciones sanitarias que se recogen en la tabla», subraya el estudio del Sepe. Son enfermeros, médicos y fisioterapeutas. «En todas ellas, las únicas causas relevantes en la dificultad de cobertura fueron la falta de candidatos y el desacuerdo en las condiciones laborales», apunta. No existe, por tanto, un problema de experiencia o formación.

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