El mercado de bonos respira ante los planes del BCE de lanzar otro programa de compras

El programa de compras de urgencia (PEPP) que el Banco Central Europeo (BCE) puso en marcha durante la pandemia finaliza en marzo, pero eso no significa que se acaben los cortafuegos. Este otoño, el regulador europeo tiene que decidir qué con sus compras de activos y, según Bloomberg, se abre paso la posibilidad de que ponga en marcha un nuevo programa, esta vez selectivo. Tras la noticia, el mercado de bonos, muy tensionado en los últimos días por las presiones inflacionistas, se ha relajado.

Hasta ahora, el coste de la deuda había estado bajo. La explicación es muy sencilla: el BCE lo compraba todo, y a precios de saldo. Esta política monetaria tiene sus días contados, una vez superada la crisis del covid y en un escenario inflacionista que ha acelerado el debate sobre la retirada de estímulos. Pero eso no significa que el BCE vaya a dejar solos a los países ante los mercados, como ocurrió durante la crisis de deuda. Si hay situaciones difíciles, el regulador acudirá al rescate.

Agustín Monzón

Los bonos periféricos de la zona euro, especialmente los de Italia y Grecia —pero también los de España— serían los más beneficiados por el nuevo programa de compras selectivas que barajan en Fráncfort. A diferencia del programa actual, la nueva política del BCE centraría las adquisiciones de bonos dónde y cuándo el mercado estuviese tensionado. Es decir, serviría para apagar incendios como los que amargaron el verano de 2012 a los países del sur.

De momento, solo se trata de una propuesta, y de aquí a marzo es probable que haya otras alternativas de este tipo para medir la reacción del mercado. La clave está en el tamaño del programa, que de momento se desconoce. Sería razonable esperar que la cifra se sitúe en torno o por debajo del ritmo reducido de compras que el BCE ha anunciado para el resto del año.

Pero los efectos del globo sonda ya se dejan notar en la negociación de los bonos. Tras varios días de fuertes encarecimientos del coste de la deuda, debido a las tensiones inflacionistas que hacen presagiar un cambio en la política acomodaticia de los bancos centrales, este jueves ha llegado la tranquilidad.

Cotizalia

El bono español a 10 años ha reducido su rentabilidad al 0,454%, frente al 0,488% del día anterior. Se trata de valores muy lejanos aún a los del verano, pero que suponen un alivio respecto a la tendencia al alza de los últimos días. La primera de riesgo —el diferencial con el bono alemán a una década, de referencia en Europa— también cae por debajo de los 65 puntos básicos, 1,5 menos que el día anterior.

Pero los más beneficiados son los dos países con más problemas para colocar su deuda: Italia y Grecia. En el primer caso, la rentabilidad del bono a 10 años cae desde el 0,89% hasta el 0,84%, mientras que el segundo baja desde el 0,90% hasta el 0,87%.

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