Pedro Sánchez había diseñado un congreso del PSOE tranquilo, ajeno a los conflictos orgánicos que suelen protagonizar este tipo de citas. “Muy aburrido”, anticipaban con una sonrisa sus colaboradores. Según el guion fijado, el cónclave que ha empezado este viernes en Sevilla, que reelegirá al presidente del Gobierno como secretario general para otros cuatro años, debería estar centrado en el proyecto y nada más, con la financiación autonómica en primer plano tras el polémico modelo singular pactado en verano por el PSC y ERC para investir a Salvador Illa como president de la Generalitat. Pero no será así. La extraña y repentina dimisión de Juan Lobato como líder de los socialistas madrileños, los planes de la dirección del partido para relevar a un buen número de barones y sobre todo la ofensiva judicial que padece el Ejecutivo y su entorno han provocado que se haya desplazado el foco, con el partido cerrando filas en torno a Sánchez. La consigna ahora es “resistencia”. 

Sin embargo, la financiación autonómica continúa ahí, como gran asunto sin resolver, con numerosos territorios dejando claro que no comparten la fórmula bendecida por el Ejecutivo central para Catalunya, que cuando se apruebe, si es que se llega a aprobar, supondrá la salida de la comunidad autónoma del régimen común. Sobre el papel, el congreso debería ser el escenario de un choque sobre este asunto, con la dirección del PSOE apoyando el sistema catalán y numerosas federaciones (de Castilla-La Mancha a Extremadura, pasando por Aragón y Castilla y León) dejando claro su oposición. Pero, de nuevo, tampoco será así. 

Fuentes tanto de la cúpula del partido como de los territorios más críticos coinciden en que la financiación ha quedado en un segundo plano, aparcada, y anticipan que no habrá grandes conflictos debido a este espino asunto. “No hay ambiente para eso”, explican un importante líder territorial. Otros dirigentes subrayan que el objetivo pasa por proteger a Illa todo lo posible y no poner en peligro en ningún caso su acuerdo con ERC. 

La ponencia

Sánchez e Illa llevan tiempo intentando desactivar el malestar interno por la financiación. Dentro de la ronda con los presidentes autonómicos que ha tenido lugar durante semanas en el palacio de la Moncloa, el jefe del Ejecutivo y el president de la Generalitat pactaron que su reunión fuese de las últimas, pese a que al primer secretario del PSC le tocaba en teoría el primer turno según el orden de aprobación del estatuto catalán, solo posterior al de Euskadi. El retraso buscaba que la financiación no monopolizase todos estos encuentros. 

Después llegó la ponencia del congreso socialista. El documento, de 75 páginas, ha sido criticado por algunos cuadros del partido por su presunta falta de peso ideológico. En el caso de la financiación, el esfuerzo por la falta de concreción ha sido diseñado al milímetro. No se menciona el pacto entre ERC y el PSC ni el discutido principio de ordinalidad, que implica que las comunidades más ricas nunca queden con menos recursos que las más pobres tras aplicar la redistribución de recursos en la caja común. 

“Reformaremos el sistema de financiación autonómica garantizando mayores recursos para todas las comunidades autónomas, reforzando los servicios públicos y compatibilizando solidaridad e igual esfuerzo tributario con el reconocimiento de las singularidades. El nuevo sistema resultará en un reparto más justo de la financiación, cerrará el camino al ‘dumping’ fiscal e incluirá la creación de un auténtico Fondo Autonómico para la reindustrialización y la convergencia de las rentas entre comunidades autónomas”, señala la ponencia. En paralelo, el Ejecutivo se prepara para dotar a las comunidades de más recursos a través de la nueva senda de déficit, paso previo a unos Presupuestos del año que viene que ahora parecen más cerca gracias al reciente pacto fiscal entre el PSOE y sus socios parlamentarios. 

“Es infinitamente mejor de lo que esperábamos hace unos meses”, dijo el jueves sobre la ponencia el presidente de Castillla-La Mancha, Emiliano García-Page, que es, junto al aragonés Javier Lambán, el barón más crítico con el pacto entre el PSC y ERC.

El principio de ordinalidad

“La financiación es solo un tema más”, señalan fuentes de la dirección socialista. Aun así, la preocupación en los territorios resulta evidente a la luz de las enmiendas presentadas a la ponencia. De las 6.000 que se han registrado en total, alrededor de 400 abordan este asunto. Algunas van en el sentido opuesto al sistema singular para Catalunya. Por ejemplo, esta de los militantes de Aragón: “Aceptar la singularidad de un territorio nunca implicará un régimen de financiación singular más allá de los ya contemplados por la Constitución”. O esta de La Rioja: “Rechazamos la asunción del principio de ordinalidad en el sistema de financiación autonómico”. 

Las enmiendas se debatirán y votarán el sábado en las distintas comisiones, pero en la dirección del partido creen que las de financiación no tendrán “ningún recorrido”. Es decir, que serán rechazadas y la ponencia quedará con su enunciado genérico original o con alguna modificación que no lo altere apenas. En el PSC tienen la misma impresión. Según fuentes de la ejecutiva socialista, los únicos cambios de calado a la ponencia serán sobre inmigración y memoria histórica.

Lo cual no quita que el choque por la financiación haya quedado zanjado. Tan solo, continúan las mismas fuentes, “se ha enfriado”. El próximo 13 de diciembre, Sánchez reunirá en Santander a los presidentes autonómicos, la inmensa mayoría del PP, y ahí, a pesar de los esfuerzos de la Moncloa por impedirlo, se abordará la financiación. También en los congresos que celebrarán las distintas federaciones socialistas tras el cónclave de Sevilla, con la fecha límite de marzo. Varios dirigentes críticos con el sistema catalán anticipan que aprovecharán su posición en esta materia para atraer a la militancia. Pero todavía falta mucho. El congreso de Sevilla, coinciden todos los consultados, no será el de la financiación. 

Enlace de origen : El PSOE tumbará todas las enmiendas sobre la financiación catalana para proteger a Illa