El Vigo que impresionó a Graciela Iturbide

La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide, galardonada este año con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, plasmó en una serie de diez fotografías su visión poética sobre Vigo. Fue en el año 1992, en el marco del proyecto Vigovisións, a través del cual fotógrafos de diferentes países y tendencias estéticas venían a la ciudad gallega a trabajar una semana y captaban con su cámara aquellos aspectos que más le impresionaban.

«Algúns fotógrafos viñan a por cousas moi concretas dentro do seu proxecto artístico, como foi o caso de Sebastião Salgado, que estaba interesado no mundo do traballo que ía a desaparecer pola robótica e a informática, pero Graciela non tiña obxectivos predeterminados, senón que viu a deixarse impresionar polo que ía vendo», recuerda Manuel Sendón, director junto a Xosé Luis Suárez Canal de la Bienal de Fotografía y del proyecto Vigovisións, por el que más de 50 fotógrafos de diversas partes del mundo dejaron su mirada de la ciudad olívica entre los años 1986y 2000. Esas imágenes conforman una colección fotográfica propiedad del Concello y se encuentran en depósito en el Museo MARCO.

En el paseo por la ciudad que los organizadores del certamen fotográfico solían dar a los fotógrafos invitados, a Graciela le llamó la atención la lonja de O Berbés, referente ineludible para una ciudad y un puerto líder en el movimiento de pesca y escenario de varias fotografías de la serie de la artista en Vigo. «Cando ves a obra de Graciela, notas a importancia que lles presta aos animais, tanto en fotografías onde aparecen paxaros ou mesmo na mítica desa muller indíxena con iguanas na cabeza. Nas que fixo en Vigo tamén aparecen animais, peixes mortos na lonxa, e hai unha que a min é a que máis me chama a atención, que é a que lle fixo a Pablo, o fillo de Xosé Luis (Suárez Canal) detrás dun acuario onde se ven os peces movéndose». comenta Manuel Sendón, quien añade que esa última obra le recuerda a otras fotos míticas de la mexicana como la de un personaje rodeado de pájaros volando que hace pensar en la película de Hitchock.

O Porto, 1992

O Porto, 1992 / Graciela Iturbide / Proxecto VIGOVISIÓNS. COLECCIÓN FOTOGRÁFICA municipal do CONCELLO DE VIGO

Además de pescado en la lonja de grandes peces, en las escenas que Iturbide retrató en Vigo salen gaviotas y, por supuesto, es relevante la presencia humana, bien sea de trabajadores del puerto o de un hombre que limpia un escaparate sobre el que se refleja el paisaje urbano. Las más diferentes de toda la serie son ‘Curación na catedral’ , que muestra a una personarestaurando las esculturas religiosas de la Virgen y Jesucristo, y ‘ Xogo da Chave’, donde aparece un grupo de hombres practicando ese juego tradicional.

La relación de los organizadores del certamen vigués con Graciela Iturbide comenzó un año antes de su participación en el proyecto Vigovisións, cuando los tres coincidieron en los encuentros internacionales que se celebraban en Arles (Francia) y los gallegos le propusieron a la mexicana participar en el proyecto.

O Porto, 1992

O Porto, 1992 / Graciela Iturbide / Proxecto VIGOVISIÓNS. COLECCIÓN FOTOGRÁFICA municipal do CONCELLO DE VIGO

Meses más tarde, ya en 1992, Sendón y Sánchez Canal se encontraban en una exposición de fotografía sobre América Latina en Houston (Texas) e Iturbide, con la que mantenían contacto telefónico, les propuso ir a su casa en México y se ofreció a presentarles a otros artistas latinoamericanos. «Estivemos 30 horas en México, traballando na súa casa, e alí tivemos encontros con fotógrafos como Pablo Ortiz Monasterio, e púxonos en contacto coa Casa de América de Cuba, o que nos deu moito rendimento para a exposición sobre Latinoamérica que organizamos ese mesmo ano na Fotobienal de Vigo», explica Sendón.

Cuando Graciela Iturbide vino a Galicia, su trabajo ya gozaba de una notable repercusión a nivel mundial. La artista mexicana nacida en 1942, considerada una de las más importantes fotógrafas vivas del mundo, se había dedicado a viajar en los años setenta por Latinoamérica, principalmente Cuba y Panamá, y en 1978 fue comisionada por el Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México para documentar la población indígena del país con proyectos en los que fotografió, por ejemplo, a los pueblos seri y de Juchitán. Este último dio lugar al libro ‘Juchitán de las mujeres’ (1989).

«Chamábame moito a atención esas imaxes dela, que máis que describir ou documentar a realidade xeran outros mundos, teñen o poder de suxerir, de evocar», expone Sendón, quien se refiere, como ejemplo, a dos obras actualmente en Vigo que expuso en 1992 en la muestra de fotografía de Latinoamérica con motivo de la Bienal de fotografía: ‘La mujer ángel’, que la artista regaló a Sendón, y‘Magnolia’, adquirida por el Concello de Vigo. Sobre la primera, encuadrada dentro de los trabajos que Iturbide realizó en el desierto de Sonora para documentar la población seri, Sendón comenta: ‘É unha imaxe máxica na que aparece unha muller indíxena cun paisaxe ao fondo portando na súa man dereita un magnetofón e suxerindo que se vai movendo como se voara». La segunda, retrato de la serie ‘Juchitán de las mujeres’, explora el rol femenino en ese municipio del estado de Oaxaca.

‘Magnolia’, perteneciente a la serie ‘Juchitán de las mujeres’ (1986)

‘Magnolia’ , 1986. / Graciela Iturbide / Colección fotográfica do Concello de Vigo

‘Magnolia’, una de sus obras más icónicas, está en Vigo

‘Magnolia’, una de las obras más representativas de Graciela Iturbide, pertenece a la Colección Fotográfica del Concello de Vigo, al ser adquirida con motivo de la Fotobienal viguesa de 1992 en la que participó la artista mexicana. Perteneciente a la serie ‘Juchitán de las mujeres’ (1986), se trata de un retrato a un muxé, un individuo de sexo masculino que asume roles femeninos y constituye una identidad de género propia de la cultura zapoteca, cuyo centro está en el mencionado municipio mexicano del estado de Oaxaca. Esta obra, en depósito en el museo MARCO, fue incluida en la exposición “O Feito Fotográfico’. Colección Fotográfica do Concello de Vigo” (2004).

Durante su estancia en Vigo, Iturbide estableció un trato personal cercano con los organizadores del certamen, que hasta la llevaron con ellos a los encuentros internacionales de imagen que se celebraban esos días en Braga. Tiempo más tarde, la artista regresó a Galicia, concretamente a Fisterra, donde Manuel Sendón tiene una casa y le remitió a unos conocidos para que le prestaran apoyo en lo que necesitara. «As relacións que tiñamos cos artistas era moi estreita; o presuposto da Bienal e de Vigovisións era moi baixo (por dez fotos se lle pagaba menos do que cobraban por unha que vendían nunha galería) e os levábamos a comer ás nosas casas», explica Sendón. Pese al escaso aliciente económico, l proyecto consiguió atraer a los fotógrafos más prestigiosos, a los que les agradaba el aliciente de trabajar una semana, con total libertad creativa, en la ciudad e iban conociendo el certamen a medida que iban participando en él reputados artistas.

Después de su corto periplo gallego, Iturbide prosiguió su labor en Cuba, Alemania Oriental, India, Madagascar, Hungría, Francia y Estados Unidos, época que dio lugar a numerosos trabajos destacados por su profundidad artística y su sentido poético. La mirada de la artista, nacida en 1942, transforma lo cotidiano en imágenes de inquietante belleza, situándose en el umbral entre la realidad más cruda y la gracia de una magia espontánea.

Con el paso del tiempo, su gusto por el retrato y la descripción de la naturaleza humana fue cambiando en busca de nuevos objetivos, como paisajes u objetos encontrados, que su mirada dota de una visión trascendental a través del uso del blanco y negro.

En sus propias palabras, la fotografía es para ella «un ritual». «Salir con la cámara, observar, fotografiar los aspectos más mitológicos de las personas, luego ir a la oscuridad, desarrollarse, seleccionar las imágenes más simbólicas».

Dueña de una mirada innovadora, Graciela realiza una doble operación a través de sus obras: se mira a sí misma y mira al exterior. Se retrata con serpientes que emergen de la boca o con pájaros muertos en los ojos, creando imágenes atravesadas por una enorme sensación de dolor, tal y como se explica en el catálogo de una de sus exposiciones retrospectivas. «En un sueño un hombre le dijo: «En mi tierra sembraré pájaros». Y así sus paisajes con pájaros son irreales. Inquietan y son extraños». Otras de sus obras representativas son la serie ‘El baño de Frida’, con las que documentó la apertura de un baño de la Casa Azul, en Coyoacán, donde se guardaban objetos y documentos de Frida Kahlo.

Nacida en Ciudad de México el 16 de mayo de 1942, Iturbide comenzó en 1969 sus estudios en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Autónoma de México  con la intención de convertirse en directora de cine, pero a raíz de conocer el trabajo del fotógrafo Manuel Álvarez Bravo y de asistir a sus clases se vio atraída por esta disciplina. A lo largo de su trayectoria artística ha recibido numerosos galardones y ha protagonizado exposiciones individuales en algunos de los centros e instituciones artísticas más importantes del mundo, como el Pompidou de París, el San Francisco Museum of Modern Art, el Getty Museum o la Barbican Art Gallery, entre otros.

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