IU pide a Sumar dar la batalla ideológica en la “recta final” de la legislatura y mantiene la presión por cambiar el nombre de la coalición

Sumar todavía busca cómo encajar sus piezas dos años después de las generales donde se estrenó como coalición. La legislatura afronta un ecuador incierto, ante la crisis abierta en el Gobierno por el caso Cerdán y la duda de si llegará a 2027. En este escenario de incertidumbre, Izquierda Unida, principal partido estatal de la plataforma de izquierdas, reclama a Yolanda Díaz dar las “batallas ideológicas” en lo que considera la “recta final” de la legislatura, aunque ello suponga perder votaciones parlamentarias. ¿El objetivo? Definir ante la sociedad el proyecto político de cara a las próximas elecciones. Un camino en el que demandan cambios en Sumar para tener más visibilidad, entre ellos el de renombrar la coalición en el Congreso para acabar con la “confusión” entre el proyecto común y el partido de Díaz.

El escándalo de corrupción del PSOE que implicó a su ya exsecretario de Organización, Santos Cerdán, llevó a Yolanda Díaz a pedir un “reseteo” de la legislatura y a exigir más protagonismo del socio minoritario en el Gobierno de coalición. Pero lo cierto es que este “giro de 180 grados” que pedía la gallega no ha llegado de momento a materializarse. Después de enviar a los socialistas un documento con propuestas, en Sumar miran ahora a la comparecencia de Pedro Sánchez el próximo miércoles, 9 de julio, donde confían en que el presidente asuma como propias las medidas planteadas .

La pugna también está en los tiempos, ya que Moncloa reserva un segundo paquete de medidas sociales para septiembre, mientras Sumar pide avanzar ya en esa agenda. Más allá del desenlace de estas tensiones entre socios de Gobierno, en Izquierda Unida reclaman a la coalición de izquierdas tomar las riendas discursivas y dar “batallas ideológicas”, priorizando la apertura de debates sociales al resultado de las votaciones que se obtengan.

Pese a los buenos datos económicos de la legislatura, miran con preocupación el auge de PP y Vox en las encuestas y atribuyen esta subida precisamente a su estrategia de “disputar” terrenos como “el modelo de sociedad, los principios y los valores”. “Las elecciones no se ganan solo con gestión”, vienen a advertir desde el partido de Antonio Maíllo, que apuesta por llevar al Congreso iniciativas parlamentarias de calado y que generen un debate social pese a no tener los votos asegurados, con el objetivo también de “obligar a retratarse” al resto de partidos como PP o Junts. “En la recta final de legislatura, tenemos que exponer el proyecto que queremos“, defienden en el partido histórico.

Cambios en Sumar

Para afrontar esta segunda etapa de la legislatura, en Izquierda Unida insisten en la necesidad de hacer cambios dentro de la coalición de Sumar. Unos cambios que ya se han ido materializando y que se hicieron visibles el pasado miércoles en la reunión con el PSOE. Si en la anterior reunión de la coalición sólo acudieron representantes del partido de Yolanda Díaz, en esta ocasión asistieron dirigentes de las distintas fuerzas de la coalición. Un protagonismo que se ha materializado in extremis, tras las fuertes tensiones internas, con la salida de una diputada de Compromís y la amenaza de otras dos formaciones -Chunta Aragonesista y Més per Mallorca- de seguir sus pasos.

El partido de Maíllo cree que la crisis de la coalición con Compromís “abre la puerta a cambiar las cosas”, y en ese debate aspiran a hacer valer sus planteamientos. Entre ellos, reiteran una petición que IU ya puso sobre la mesa hace meses y que, insisten, no han retirado: el cambio de nombre del grupo parlamentario Sumar, que se llama igual que la formación de Díaz (Movimiento Sumar). Un nombre que a su juicio persigue “confundir la parte por el todo” y que es “motivo de malestar”, admiten en IU, donde ven necesario un cambio para evitar que el partido más pequeño de la plataforma -Movimiento Sumar- opaque al resto de formaciones con más trayectoria política.

La ruptura de Compromís ha obligado al partido de Díaz a replantear sus relaciones con el resto de fuerzas de izquierda y a buscar de nuevo los equilibrios dentro de la coalición para aplacar los ánimos. Esta crisis ha vuelto a poner en la diana las fuertes tensiones entre Yolanda Díaz con el resto de socios. Unas tensiones que están presentes desde los primeros pasos de la coalición.

Crisis permanente

Y es que la herida está prácticamente desde el nacimiento de Sumar. El amplio acuerdo en la izquierda para las generales de 2023 permitió a Yolanda Díaz a revalidar el Gobierno de coalición. Pero rápidamente comenzaron las turbulencias. Las grietas abiertas con Podemos pasaron factura y el partido rompió apenas unas semanas después de echar a andar el Ejecutivo, del que los morados fueron excluidos. Aquel portazo aunó al resto de aliados de Sumar, que en un primer momento cerraron filas en torno a la vicepresidenta segunda del Gobierno. Pero el cierre de filas duró poco. Era era sólo la primera crisis de las muchas que ha atravesado la coalición en poco más de año y medio.

El mal resultado de las europeas del pasado verano y el mando único de Díaz a la hora de elaborar las listas electorales llevaron a IU a descolgarse de Movimiento Sumar, un partido lanzado apenas tres meses antes que tenía vocación de integrar al resto de fuerzas. Pero el tropiezo europeo acabó con estos planes y provocó además la dimisión de Yolanda Díaz como máxima responsable de la formación que ella misma había creado. En octubre, cuando Movimiento Sumar debía pensar en el nuevo congreso para renunciar oficialmente a su tesis inicial y cimentarse como un partido tradicional, estalló el caso de Iñigo Errejón. El entonces portavoz parlamentario y hombre de confianza de Yolanda Díaz dimitió de manera fulminante tras salir a la luz varios testimonios de presunto acoso sexual. Abandonaba la política uno de los principales cerebros del proyecto.

La presión hacia Díaz aumentó por parte del resto de partidos aliados, que pedían acabar con la verticalidad impuesta hasta entonces, pero también por parte de Podemos, que abrió una guerra sin cuartel contra Sumar para ser el principal actor en la izquierda más allá del PSOE. Después de estar meses a la deriva, sin grandes figuras reconocibles y en shock por el caso Errejón, Movimiento Sumar celebró en marzo su congreso -meses después de lo previsto- para reconvertirse en un partido clásico. Pero a la falta de un rumbo claro a nivel interno se sumó la escasez de logros dentro del Gobierno, donde apenas han logrado materializar los acuerdos con el PSOE firmados en 2023. Esta debilidad manifiesta ha ido alejando al resto de socios de Sumar, que observan el riesgo de quedar fagocitados por el Partido Socialista, en un momento donde la marca de Díaz, admiten algunos, “penaliza electoralmente“.

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