La comarca retoma el pulso a un día sin luz

Con la apariencia de la normalidad comenzó el día de ayer haciendo un repaso a la negra jornada del apagón eléctrico en la Península Ibérica. Alumnos en los centros escolares sin clase, residencias de día abiertas, pero sin actividad, teléfonos quejosos de cobertura y semáforos que volvieron a la vida. Una normalidad que permitía realizar el resumen del día más «oscuro» en la comarca de O Morrazo. Era hora de echar cuentas. Marcaban las 06.46 cuando regresó la luz a Cangas, después de haberse marchado a las 12.33 horas del día anterior, de este lunes fatídico que quedará para el recuerdo.

La avenida de Ourense
de Cangas, a oscuras. |  G.N.

La avenida de Ourensede Cangas, a oscuras. / Gonzalo Núñez

Como sucedió en la pandemia, los mayores y enfermos fueron los que más sufrieron con el apagón. Esta nueva crisis puso de manifiesto la necesidad de contar con bombonas de oxígeno suficientes para satisfacer la demanda que hay de personas mayores que necesitan de este tipo de asistencia. El Grupo de Emergencias de Cangas repartió todas las baterías que pudo a quienes se acercaban a solicitarlas, pero ayer se reconocía que era una carencia peligrosa. Hasta el Centro de Salud de Cangas se desplazaron también personas que necesitaban de estos dispositivos y, en la mayoría de los casos, fueron desplazados en ambulancia a los hospitales de referencia.

Colas para coger el pan.
| Gonzalo Núñez

Colas para coger el pan.
| Gonzalo Núñez

El Grupo Municipal de Emergencias de Cangas intervino entre las 13.00 y las 16.00 horas, en rescates en ascensores a distintos puntos del municipio: calle Derribo, Méndez Núñez, avenida de Galicia (aquí un hombre se había quedado encerrado con su perro), calle Redondela, avenida de Lugo y avenida de Ourense. En este tiempo horario se prestó atención a personas con movilidad reducida para el acceso a sus domicilios. Emergencias Cangas repartió, entre las 16.30 y las 20.00 horas un generador para la Policía Local, para la Guardia Civil y para uso propio. A partir de las 20.00 horas se empiezan a recibir avisos de inundaciones en garajes de la rúa Noria y Arrecife, porque dejaron de funcionar las bombas de achique por la falta de luz.

Rescate de una joven
atrapada en un ascensor
en Méndez Núñez.
|  G. N.

Rescate de una joven
atrapada en un ascensor
en Méndez Núñez.
| G. N.

Las ferreterías de Cangas, que permanecieron abiertas todo lo que pudieron, vendieron las pocas existencias de camping gas que tenían. «Si nos hubieran pillado en verano…Pero en este tiempo apenas hay demanda de este tipo de utensilios que sirven para calentar comida», manifiesta la propietaria de una ferretería canguesa, que asegura que fue lo más solicitado. «Hasta 80 personas vinieron a comprarlos. Pero solo teníamos 5 o 6 unidades». Los cangueses se lanzaron por la mañana y por la tarde a llenar sus depósitos de combustible, lo que ocasionó largas colas, como las que hubo también para coger el pan, pero también se apresuraron a comprar radios de pilas y linternas. Pero las tiendas apenas tenían existencias, incluso en los chinos era difícil conseguirlas. a«Nosotros vendimos cientos de pilas. Las más pequeñas y las grandes se agotaron. Pero esta semana repondremos todo, tanto camping gas, como linternas, radios y pilas. Estamos seguros que nos la pedirán todos estos días». Claro, forman parte del famoso kit de supervivencia que no hace mucho nos recomendó la Unión Europea que tuviéramos a mano. No le hicimos mucho caso, por lo que se ve, al consejo europeo.

Un comerciante
cerrando la persinana
de su negocio.
|  Gonzalo Núñez

Un comerciante
cerrando la persinana
de su negocio.
| Gonzalo Núñez

Un peluquero de Cangas, Bruno Rodríguez, que abrió local en la calle Concepción Arenal de Moaña, se vio obligado a pasar toda la noche en su nuevo establecimiento. La persiana de la puerta es eléctrica y no pudo bajarla, así que optó por lo más fácil, pero también lo más difícil: pasar la noche en el local custodiando sus propiedades. No lo hizo solo, un amigo que acudió por la tarde a cortarse el pelo decidió hacerle compañía. «Yo lo agradecí mucho. Fuera, en la calle, escuchabas todo tipo de ruido. Decidí atrancar la puerta con una moto y un sillón, pero no duermes tranquilo. Mi amigo y yo nos entretuvimos tocando un poco la guitarra. Mi mujer y mis hijos no sabían nada de mí. Vino mi suegro a traerme algo de comida. Y aún estoy sin ver a la familia, porque vine directamente del local de Moaña al de Cangas, donde me tocaba trabajar hoy (por ayer).», nos relata Bruno Rodríguez.

Gente que veía las largas colas de vehículos para repostar al pie de la estación de servicio de Cangas, invadiendo ya la avenida de Bueu, preguntaba a los trabajadores si había suficiente combustible. Había miedo a quedar sin él. así que muchos, contagiados por el entusiasmo del combustible, fueron a casa a por sus coches para llenarlos de combustible. Desde la estación de servicio se aseguraba que había combustible y que estaba previsto que viniera un camión al día siguiente.

Los supermercados generaban críticas entre la población. El hecho de que no pudieran vender comida porque no podían pasar el código de barra del producto por la caja provocó más de un malestar. Hubo tensión en las farmacias, porque aunque mucho se habla de que la gente da lo mejor de sí en este tipo de crisis, no es del todo cierto. A veces sale lo peor. Es el caso de algún que otro cliente de farmacias que se encaró con una dependienta, a la que amenazo, porque no le dispensaba una receta porque no funcionaba el sistema. Amenazas con utilizar las redes sociales para criticarla; todo por un colirio para perros.

La noche fue oscura, pero no se registraron incidentes. Según las fuerzas del orden transcurrió con normalidad, sin incidentes. La Policía Local y la Guardia Civil había salido de noche con la intención de que su sola presencia evitara que los delincuentes aprovecharan las circunstancias para entrar en acción. Pero nada. No hubo alertas, ni en negocios ni en casas particulares.

Minutos antes de que volviera la luz a Cangas, la Guardia Civil solicitó al Grupo de Emergencia asistencia para trasladar a una persona en la avenida de Ourense que precisaba acudir a una sesión de diálisis. Y minutos después de iniciarse el apagón, Emergencias recibió una alerta de la Policía Local de Cangas informando de un conato de incendio en a A Madalena. El Grupo Municipal de Emergencias se desplazó al lugar y logró extinguir el fuego y realizar la limpieza de la zona afectada. El conato de incendio se produjo en una maceta del Cristo de las Ánimas, en A Madalena.

Tampoco se registró incidencias en la EDAR de Cangas, sí en la recogida de basura, quedando mucha en la planta por culpa de la falta de trenes.

«Una batería de coche me permitió respirar toda la noche y hacer frente a la apnea»

Miguel llega a mediodía a la base del Grupo de Emerxencias Municipal-Protección Civil, en A Rúa, para devolver un artilugio eléctrico poco usual y agradecer la colaboración por haberle ayudado a conciliar el sueño sin la angustia de la apnea. «Es un convertidor de corriente que me permitió conectar a una batería de coche la máquina con la que duermo cada noche para hacer frente al problema; puedo tener hasta 50 apneas por hora», explica. Se refiere a una CPAP (Presión Positiva Continua en la Vía Aérea), un dispositivo utilizado para tratar la apnea del sueño que suministra aire a presión a través de una máscara que se coloca en la nariz y la boca, manteniendo las vías respiratorias abiertas durante la noche. 

La máquina se alimenta de la red eléctrica, pero esta no funcionaba y Miguel se vio obligado a buscar alternativas. Aunque es infrecuente morir por apnea del sueño, este problema puede causar complicaciones graves como paro cardíaco, accidente cerebrovascular y somnolencia diurna. «También tiene un alto componente psicológico, genera miedo dormir sin la máquina y me despierto continuamente, sobresaltado», añade este vecino de Cangas que lleva un lustro con el dispositivo y con dependencia directa del suministro eléctrico.

El apagón le obligó a improvisar, y ayer celebraba la recuperación de la normalidad. Al igual que su madre, que sufre un importante problema pulmonar y precisa estar conectada a una máquina las 24 horas para poder respirar. Fue posible durante el corte de suministro gracias a la coordinación entre la Guardia Civil y 061, que le proporcionaron una botella de oxígeno para solucionar el problema. Trasladarla a un hospital, con generadores, era la alternativa.

«Pusimos de moda el corte de pelo de terraza»

Pablo y Chapi fueron los trabajadores de la peluquería Bruno, que tomaron la calle Méndez Núñez para atender a sus clientes. Fue una decisión brillante, la de sacar los sillones del establecimiento a la calle al inicio del apagón, aunque también arriesgada. Había que contar con la colaboración de los clientes. Y, aunque reconocen que a algunos le dio un poco de vergüenza que les viera que pasaba por la mencionada calle peatonal con la bata puesta y cortándose el pelo, otros se lo tomaron con muy buen humor, que en días como el de ayer es importante no perder. Pero, por lo general, la clientela respondió muy bien.

Al principio solo estaba Pablo, pero no tardó en incorporarse Chapi a la operación calle, «al corte de pelo en la terraza». Comenta Pablo que las baterías de las máquinas aguantaron bastante bien, que tuvieron para atender a toda la clientela (22 personas) y que, de vez en cuando, se cargan en el coche de Chapi, que estaba aparcado en las inmediaciones. «La gente quedaba sorprendida, les hacía gracia, pero era muy respetuosa con nuestro trabajo. Hubo un cliente latino que nos comentó que esta forma de cortar el pelo era muy normal en Cuba», comentan Pablo y Chapi.

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