La escalada bélica en la frontera entre Camboya y Tailandia deja al menos una decena de muertos

Tailandia y Camboya han impulsado el jueves sus cíclicos roces fronterizos al borde de la guerra. Las crónicas sobre el terreno hablan de cazas, misiles, bombas y todo tipo de artillería en varios puntos de la frontera de 800 kilómetros y una docena de muertos. La jornada marca una dramática escalada con promesas cruzadas de represalias, ningún indicio de conciliación entre diplomacias que se dan la espalda y nacionalismos exacerbados.

Los enfrentamientos han empezado al alba y ambos bandos acusan al contrario de disparar primero. Asegura Bangkok que las tropas camboyanas atacaron una de sus bases militares cercana al templo de Ta Muen Thom, en la provincia tailandesa de Surin, lo que ha desembocado en el intercambio de disparos en seis puntos fronterizos. El Ministerio de Defensa camboyano ha afirmado que sus tropas sólo respondieron “estrictamente bajo los parámetros de autodefensa a las incursiones no provocadas” de soldados tailandeses que violaron su integridad territorial. “Camboya siempre ha mantenido una postura de resolución pacífica de los problemas, pero en este caso no tenemos más alternativa que responder con nuestras Fuerzas Armadas a la agresión”, ha advertido el primer ministro, Hun Manet.

El enfrentamiento entre Tailandia y Camboya se salda con 12 muertos y decenas de heridos

El enfrentamiento entre Tailandia y Camboya se salda con 12 muertos y decenas de heridos / E

Tailandia ha desvelado que uno de sus cazas F-16 ha destruido dos unidades militares de apoyo camboyanas y tiene listos cinco aviones más para entrar en combate. Phnom Penh ha confirmado el ataque y añadido que dos bombas han caído cerca del templo Preah Vihear. “Es una agresión militar violenta, brutal y bárbara”, ha añadido. Tailandia ha enfatizado que sólo ha perseguido objetivos militares.

Defensa propia

Las primeras informaciones sugieren que Camboya no ha sido tan escrupulosa. A media tarde (hora local) se habían contado ya once civiles (un niño entre ellos) y un militar muertos en el bando tailandés. Ocho de las víctimas perecieron en el ataque a una gasolinera, según Bangkok, que también ha contado una treintena de heridos. Su Gobierno pidió a Camboya “que asuma la responsabilidad de los incidentes ocurridos, cese los ataques contra civiles y militares y detenga todas las acciones que violen la soberanía de Tailandia”. De lo contrario, advirtió, intensificará sus medidas de defensa propia.

El conflicto venía madurándose durante meses. En mayo murió un soldado camboyano cuando las tropas abrieron fuego en el Triángulo Esmeralda, un enclave de la frontera que también comparte Laos. Un soldado tailandés perdió el pie la semana pasada al explotarle una mina terrestre. Alcanzaba la temperatura el punto de ebullición cuando el miércoles otros cinco soldados tailandeses quedaron heridos por un artefacto similar. El jueves menguaba Phonm Penh sus relaciones diplomáticas “a lo mínimo” al repatriar a todo su personal de la cancillería en Bangkok. Fue la respuesta a la retirada de Tailandia de su embajador en el país vecino como protesta por la bomba explotada por la mañana.

Policías de Tailandia frente a la Embajada de Camboya en Bangkok durante una protesta por las tensiones en la frontera común (archivo)

Policías de Tailandia frente a la Embajada de Camboya en Bangkok durante una protesta por las tensiones en la frontera común (archivo) / Europa Press/Contacto/Ploy Phutpheng

Son estos los choques más graves desde la veintena de muertos en 2011. Ocurrió, como es habitual, en los aledaños de Preah Vihear, un templo milenario hindú levantado por el imperio jemer en honor a la diosa Shiva. Tailandia y Camboya lo han reclamado durante décadas y el conflicto sigue abierto por más que el Tribunal Internacional de Justicia haya fallado dos veces a favor de Phnom Penh.

 Contra la solución negociada confabulan los canales diplomáticos cercenados y la justificada desconfianza de Bangkok. La primera ministra, Paetongtarn Shinawatra, fue suspendida recientemente por la Corte Constitucional tras una felonía camboyana. Había llamado Paetongtarn por teléfono a Hun Sen, líder jemer durante décadas y padre del primer ministro, para amansar las aguas tras el enésimo choque fronterizo, dirigiéndose cariñosamente a él como “tío” y informándole de que está “para lo que necesite”. Hun Sen grabó la conversación, la colgó en las redes sociales y muchos en Tailandia juzgaron que el tono de su lideresa lindaba con la traición. Los sectores más nacionalistas tomaron las calles y 36 senadores conservadores presentaron al tribunal una denuncia por violación ética de Paetongtarn, que la suspendió de sus funciones.

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