La resurrección de OHLA: el mercado compra el nuevo rumbo, pero vigila las herencias

OHL se transformó en OHLA hace medio año para marcar el inicio de una nueva etapa. En bolsa, parece que el mensaje ha calado.

A falta de solo cuatro sesiones para la conclusión de 2021, el grupo constructor se sitúa en el podio de los valores más rentables de la bolsa española. La compañía presidida por el empresario mexicano Luis Amodio acumula en el ejercicio una revalorización superior al 70%, en lo que vendría a representar su mejor rendimiento bursátil en más de una década. Un avance labrado, fundamentalmente, en los últimos cuatro meses, en los que han registrado ganancias sobre el parqué en torno al 60%.

Estas cifras conforman la entusiasta respuesta que han dado los inversores al nuevo rumbo del negocio desde que, precisamente, la familia Amodio tomó sus riendas, reemplazando a los Villar Mir como accionistas de referencia del grupo. Desde su entrada en el capital de la histórica constructora, en la primavera de 2020, los propietarios del Grupo Caabsa han dotado a OHLA de un nuevo enfoque estratégico, contribuyendo a aliviar sus persistentes dificultades financieras y dando nuevos bríos a la actividad de la compañía, lo que se ha empezado a reflejar en las más recientes cuentas del grupo.

La mejora del perfil financiero y el buen ritmo de contratación respaldan la remontada

Al término del tercer trimestre, OHLA reportó un incremento de su ebitda del 12,7%, con mejora de los márgenes; los números rojos, que se habían convertido en una costumbre para la compañía, se trocaron en un beneficio de 57,3 millones, y por primera vez en mucho tiempo el grupo cerró con niveles de caja positivos. Una serie de hitos que parte, esencialmente, del proceso de recapitalización, refinanciación y reestructuración financiera, ejecutado durante la primera mitad de este año, que ha supuesto un importante refuerzo de su balance.

A todo esto, el grupo ha añadido en los últimos trimestres un plan de venta de activos no estratégicos, que se ha saldado con el traspaso de su participación en el Old War Office londinense, el Nuevo Hospital de Toledo, Aguas de Navarra y el Hospital de Montreal. Y en paralelo ha ido sellando una larga lista de nuevos contratos a nivel internacional que han permitido elevar su cartera en un 3% durante los nueve primeros meses del año.

Agustín Marco

Los resultados parecen, claramente, haber convencido a los inversores, que podrían estar apostando también por la posibilidad de que, en algún momento, la familia Amodio, que controla el 26% del capital, se refuerce en el grupo, quizás lanzando una opa para tomar una posición mayoritaria. Pero también los analistas se muestran optimistas. Aunque es cierto que son pocas las firmas que siguen hoy en día un valor que capitaliza alrededor de 560 millones de euros (en 2014, llegó a valorarse en cerca de los 3.500 millones), el porcentaje de recomendaciones de compra sobre sus acciones alcanza hoy los niveles más elevados desde 2013.

“OHLA está avanzando en dar la vuelta a la situación que venía arrastrando los últimos años. La reestructuración, el cambio en el accionariado, las ventas de activos y el elevado ritmo de adjudicación de proyectos vivido en los últimos meses están poniendo los cimientos para que así sea”, considera Ángel Pérez, analista de Renta 4.

Sin embargo, no parece fuera de lugar, ni mucho menos, observar la escalada que viene protagonizando la antigua OHL con cierta dosis de cautela. Al fin y al cabo, la compañía ha hecho de su trayectoria bursátil en los últimos años una especie de montaña rusa en la que las escaladas verticales alimentadas por distintos planes de reinvención eran sucedidas por violentos derrumbes cuando la esperanzas anteriores se veían frustradas. En cierto modo, las ganancias de este año no han servido hasta el momento más que para compensar las pérdidas sufridas el ejercicio anterior.

Los litigios pendientes por obras como el Hospital de Sidra son su mayor amenaza

Y por mucho que el cambio de marca pretenda establecer un punto y aparte en la historia del negocio, lo cierto es que aún arrastra importantes problemas heredados del pasado que podrían, fácilmente, obstaculizar el camino de la recuperación. “El principal riesgo sigue siendo el desenlace de los litigios de proyectos, especialmente los ‘legacy’ [obras fallidas por diversas razones que han generado pérdidas significativas]”, explica en este sentido Luis Arredondo, analista de Banco Sabadell. Entre estos, destaca el pleito pendiente por el que Qatar reclama al grupo hasta 600 millones de euros, en relación con el Hospital de Sidra, cifras que podrían incluso comprometer su viabilidad. Sin embargo, entre los expertos prima la idea de que el resultado final quedará muy lejos de esas cantidades y que, presumiblemente, OHLA no tendrá que hacer nuevos desembolsos.

En paralelo, la compañía también tiene interpuestas reclamaciones por las que podría recibir hasta 500 millones, según sus propios cálculos. Entre estas, resalta el litigio que mantiene con la Comunidad de Madrid a causa del proyecto del tren entre Móstoles y Navalcarnero. “No descartamos que en los próximos meses pueda haber buenas noticias para la compañía si prospera su reclamación por la concesión del tren de Móstoles-Navalcarnero”, corrobora Arredondo.

Sería, sin duda, un punto de apoyo fundamental al relato de resurrección de OHLA. Los cimientos para que esta sea más sólida que en las ocasiones anteriores parecen puestos. Pero la historia del grupo empuja a la prudencia. Y eso no se salva únicamente con un cambio de marca.

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