Denominado en un principio Circo Recreativo, el Casino de Vigo nace por la necesidad de las clases acomodadas gallegas de tener un espacio donde socializar y colmar sus inquietudes intelectuales. Lo fundan destacadas personalidades de diversos sectores de la sociedad olívica como Manuel Bárcena, primer conde de Torrecedeira; Benigno Yáñez, empresario del sector maderero; José Donesteve, comandante de Marina; el destacado político de ideología liberal Ramón Buch o el farmacéutico José Chao. Si continuase existiendo sería una de las asociaciones recreativas más antiguas de España.
El Casino era una sociedad privada abierta solo para sus socios que, además de una cuota de entrada, pagaban una mensualidad para sufragar los gastos. Entre estos se encontraba el alquiler de local, la nómina de empleados (portero, camarero, ordenanza y limpieza), mobiliario para sus dependencias, incluido un piano de cola, libros para su biblioteca y suscripciones a publicaciones periódicas como El Constitucional de París, la revista británica New Illustrated, el periódico The Times de Londres y a toda la prensa nacional. Es por ello que una de las grandes aportaciones del Casino cuando se fundó en 1847 y la ciudad rondaba los 6.500 habitantes, fue el salto cualitativo en la oferta cultural para las clases acomodadas.
La primera decisión de su junta directiva presidida por Tadeo Castañón fue alquilar un local en una de las principales arterias de la todavía ciudad amurallada como era la calle Imperial. Cambiará la sociedad de ubicación en dos ocasiones, pero no de calle, pues en el año 1863 alquilan la planta baja y primer piso de la vivienda señalizada con el número 6, esquina con la calle Desengaño, para permanecer estable en este lugar por un período de 56 años. Entrando por la plaza de la Princesa y pasando por el arco de Quirós nos encontramos el bello edificio pétreo que fue sede del Casino y ocupa en la actualidad la biblioteca municipal Juan Compañel. Curiosamente esta edificación que el Casino arrienda en 1863 tenía de inquilino saliente al Concello de Vigo, que tuvo aquí sus dependencias mientras no se terminaba de construir el nuevo edificio de la plaza de la Constitución. La magnificencia del Casino la contemplamos cuando observamos el salón de lectura de esta biblioteca municipal que se corresponde con el salón regio y sala de bailes diseñado para la entidad en 1889 por el gran arquitecto Jenaro de la Fuente.
Ilustres personalidades desfilaron por esta sede del Casino. Uno de los más aclamados fue el escritor francés mundialmente conocido, Julio Verne, cuando en el año 1878 tuvo que permanecer cuatro días en Vigo tras refugiarse con su velero del temporal que arreciaba por el Atlántico. En su diario de abordo dejará constancia de la hospitalidad recibida en la ciudad por parte de los vigueses, pues coincidiendo con las fiestas patronales lo invitaron al Casino, y desde sus balcones presenció la multitudinaria procesión del Cristo de la Victoria de la que quedó impresionado. También los reyes de España, Alfonso XII y su esposa María Cristina, coincidiendo con su estancia en la ciudad visitarían el Casino en agosto del año 1881 al que habían sido invitados previamente a un baile en su honor.
De la exquisitez de esta sociedad para aceptar a un nuevo miembro —igual que sucedía en el resto de clubs sociales de toda Europa que eran muy de caballeros— daba cuenta la siguiente noticia publicada en el año 1865 en FARO DE VIGO: «Las señoras de buena sociedad que por no tener persona masculina en casa que pueda hacerse socio y deseen pertenecer al Casino, podrán solicitar su ingreso en concepto de socios eventuales pagando la retribución que marca el reglamento». De esta forma en 1877 ingresa como socia la viuda de Vázquez Varela, nieto del que fuera alcalde de Vigo, y días después Cristina Molíns y la viuda de Coca.
El interés de la ciudad olívica por ampliar la oferta cultural para sus ciudadanos se hacía patente en el año 1875 cuando el Concello propone construir un gran Teatro-Casino para Vigo. Pero la falta de solares adecuados, ya que la ciudad aún vivía muy apegada al calor de su viejo núcleo urbano amurallado echó al traste el proyecto, pues a los vigueses les parecía desolador construir en aquellas huertas y campos que hoy en día son las calles Policarpo Sanz o Príncipe.
También la pujanza y el desarrollo industrial de Vigo a mediados de este siglo XIX —que conllevó un auge exponencial de la burguesía— justificó la aparición de otras sociedades de recreo. De esta forma, en el año 1892 coexistían en la ciudad numerosas entidades culturales entre las que destacaba el selecto Casino con 140 socios. Le seguía La Tertulia que había sido una escisión de un grupo de socios del Casino encabezada por el Marqués de Valladares fundada en 1864; el Recreo Artístico creado en 1866 que se caracterizó por convertir alguno de sus salones en centro de enseñanza para los hijos de sus miembros; el Liceo que apareció en la vida social olívica en 1876 y llegó a contar con 170 socios; el Gimnasio, sociedad deportiva legalmente constituida en 1878 cuyas dependencias se hallaban al comienzo de la calle del Ramal; la Oliva, que nació como sociedad coral con origen en el Orfeón de Vigo constituida en 1885 en el número 61 de la calle del Príncipe y tuvo como socio distinguido a Policarpo Sanz; y el Círculo Cultural Mercantil que vio la luz en 1891 y se caracterizó por su crecimiento exponencial año tras año.
En el año 1919 el Casino no renueva el contrato de alquiler de su sede en la calle Imperial y se traslada a un local de la calle del Príncipe propiedad de la familia Bonín donde permanecerá siete años. Durante este período alquilan en el año 1924 la finca del Carmen en As Travesas, punto de encuentro para muchas familias socias del Casino. Allí se organizaban competiciones deportivas como pruebas atléticas o gincanas y fiestas populares al aire libre con música en directo para amenizar los bailes de tarde noche que se organizaban coincidiendo con alguna festividad. Este recinto lo mantuvo el Casino arrendado hasta el año 1932.
Tras previo acuerdo con la familia Oya, propietaria del teatro García Barbón, el día 6 de noviembre del año 1926 la sede del Casino se traslada de la calle del Príncipe al magno edificio de la calle Policarpo Sanz obra del gran arquitecto porriñés Antonio Palacios. A partir de estos momentos la sociedad compaginará sus actividades sociales con dos anhelos que por fin se hacían realidad: un teatro y un cine. De esta forma comenzaron los miembros del Casino a compartir diversiones con otros vigueses ajenos a la sociedad, aunque ocupando los socios, eso sí, el lugar que por deferencia les correspondía dentro del entramado de palcos. La empresa del nuevo cine Rosalía Castro lo inaugurará el 30 de diciembre de 1926 con un acto de beneficencia por iniciativa de su propietaria, la viuda de Oya. El teatro se inaugurará en abril de 1927.
De la prolífica actividad del Casino nos da cuenta su programación para el primer semestre del año 1927: «En enero banquete y baile con asistencia del almirante y comandantes de los barcos de la Escuadra inglesa que arribaban a puerto. En febrero los cuatro bailes de carnaval, uno en el salón de fiestas y tres en la sala Rosalía Castro, más el baile de niños. Dos conciertos durante la Cuaresma. Té seguido de baile el domingo de la Pascua. El día 7 de mayo la gran fiesta de homenaje al poeta Ramón Cabanillas. En el mes de junio fiesta en honor de la Polifónica de Pontevedra y a su director artístico Castelao. Este mismo mes se organizará un baile para la oficialidad de la Escuadra española que hará escala en la bahía. Para julio se celebrará otra fiesta en honor del afamado aviador lalinense Joaquín Loriga».
Pero sin duda uno de los acontecimientos más emocionantes durante este año será la visita de los reyes en el mes de septiembre. Alfonso XIII en compañía de su mujer Victoria Eugenia visitarán la nueva y deslumbrante sede de la sociedad el día 28 donde serán recibidos por su presidente, Alfredo Pérez Viondi y demás directivos.
Al igual que había sucedido con la sede del Casino en la calle Imperial, permanecerá la sociedad en el teatro García Barbón por un período de 56 años teniendo que abandonarlo en el año 1982, pues su nuevo propietario, la Caja de Ahorros de Vigo, que lo había adquirido años antes, lo convertirá en un gran centro cultural.
El Casino de Vigo fue un lugar de orgullo de la sociedad viguesa acomodada para la socialización y el recreo. Se organizaban conciertos de música, representaciones de teatro, proyecciones de películas de cine, cenas con música en directo y baile en las fiestas más señaladas como Fin de Año. También su biblioteca fue una referencia en la ciudad, además de disponer de salas para los juegos de salón más populares como billar, tenis de mesa, juego de naipes y ajedrez.
La desaparición del Casino de Vigo se produjo en el año 1992 motivado por el auge de otras sociedades culturales y recreativas locales como el Real Club Náutico o el Mercantil, que absorbieron a muchos socios del Casino, llegando a convertirse esta última en la primera sociedad de Círculos y Casinos de España con más de 8.000 socios.
*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses
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Enlace de origen : Los (selectos) dos siglos del Casino de Vigo