Madrileños y catalanes vienen a Vigo para esperar menos por el práctico de conducir

Sacar el carné de conducir es un proceso cada vez más largo. La falta de profesores implica tiempo de espera añadido para hacer prácticas, así como para ir a examen. Ya no basta con el verano, aquellos estudiantes que acababan el instituto e iban a la autoescuela antes de llegar a la universidad son ahora minoría. La edad media subió en los últimos años y está más cerca de los 25 que de los 18 recién cumplidos. Ahora el pulso lo marca la incorporación al mercado laboral.

Pese a la tardanza que se puede dar a lo largo del país, Vigo no es una de las ciudades en las que es más complejo acceder a la prueba. Todas las semanas, cada autoescuela envía a una media de seis alumnos a examen y también a varios de camión. Eso hizo que aumentase el interés de aspirantes de otras provincias por venir a probar suerte aquí, sobre todo de Madrid y Barcelona.

«En otras zonas se atienen a demoras de entre cinco y seis meses, mientras que nosotros vamos bastante bien», señalan desde la autoescuela Alonso.

El presidente de la Federación de Autoescuelas de Galicia en provincia de Pontevedra, Alberto Bugallo, reconoce que hay jefaturas en el país en las que hay un problema para atender toda la demanda: «Desde la Confederación Nacional estamos clamando que se atienda convenientemente la necesidad», dice.

Como resultado de la tardanza, algunos candidatos huyen de grandes ciudades: «Barcelona, Madrid y Valencia son algunos de los lugares de procedencia de los que quieren acortar plazos. Este tipo de alumnos son más asiduos en los permisos profesionales», indican desde el centro de formación Alonso. Desde la autoescuela Arenal añaden A Coruña como otro de los puntos desde los que se viene al sur para ahorrar tiempo.

Vigo tiene otra ventaja en comparación a ciudades españolas más grandes: el precio. Aunque la olívica es la más cara de las gallegas, cada práctica sigue costando entre 10 y 20 euros menos que en Madrid o Barcelona. Aquí ronda los 30 euros, por lo que -de media- para obtener el permiso habría que desembolsar como mínimo 1.500 euros. Son precios que contrastan con los de, por ejemplo, Santiago de Compostela, donde cada salida tiene un valor de 20 euros. En medio están Pontevedra y Ourense , que cobran a 28 euros la práctica, Ferrol y Lugo están a 26 euros, y A Coruña lo hace a 25.

El perfil

Desde los centros de formación vial de Vigo apuntan que el perfil de aquellos que llegan de fuera es el de personas que acaban de cumplir la mayoría de edad, jóvenes que no tienen un compromiso laboral, o el de adultos de alrededor de 40 años que pueden permitirse teletrabajar.

Vigo no tiene todos los profesionales de la conducción que debería. «Hay una demanda de obtención del permiso alta. No solo del B, también de transporte de mercancía y pasajeros. Las empresas necesitan conductores, hay oferta de empleo. También requieren el carné los extranjeros que no pueden canjear su carné. Las escuelas que están operando en Vigo están teniendo demanda y muchas comentan que son necesarios más profesores para cubrirla», explica Bugallo.

Desde 2021 existe un ciclo de FP para dedicarse a este sector, el de Técnico Superior en Formación para la Movilidad Segura y Sostenible. Antes solo era posible certificarse a través de la Dirección General de Tráfico.

Se espera que los alumnos ya graduados empiecen a incorporarse a las autoescuelas de todo el país y la falta de profesionales pueda quedar cubierta con las nuevas vocaciones.

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