Motín ómicron en Westminster: la rebelión tory acerca a Boris a una moción de confianza

En marzo de 1944, el Gobierno de coalición de Winston Churchill fue derrotado en la Cámara de los Comunes por un solo voto. No fue por un problema relacionado con la estrategia de la II Guerra Mundial, que no acabaría hasta un año después, sino por una cuestión doméstica del proyecto de ley de educación. Aun así, el primer ministro se mostró indignado. “No voy a dar vueltas en mi jaula como un canario herido. Me derribasteis. Ahora tienes que volver a ponerme en mi posición. De lo contrario, no cantaré”, dijo a sus diputados. Así que la medida volvió a someterse a votación, esta vez a modo de moción de confianza, y el Gobierno ganó por amplia mayoría.

El consenso histórico considera que Churchill se mostró demasiado obstinado y no debería haber puesto contra las cuerdas a la Cámara de los Comunes por un asunto secundario, aunque nadie lo habría debatido si la derrota parlamentaria hubiera sido en una cuestión central de la política en tiempos de guerra. Porque claramente el primer ministro no habría podido librar las batallas sin tener la confianza de sus filas.

Y este es precisamente el enorme problema que se plantea ahora a Boris Johnson. La gran guerra que tiene que librar Downing Street es contra el covid. Pero se ha demostrado que el líder ‘tory’ no tiene apoyo de los suyos.

Celia Maza. Londres

El inquilino del Número 10 sufrió este martes por la noche la peor rebelión parlamentaria de su mandato después de que cerca de un centenar de sus diputados (99) votara en contra de las nuevas medidas impuestas ante la amenaza de ómicron, que esta misma semana podría convertirse ya en la cepa dominante del Reino Unido. La rebelión es histórica. Supone cerca de la mitad de los ‘tories’ sin cartera. Ningún otro líder conservador -salvo Theresa May en su agonía con el Brexit– había sufrido una humillación similar.

La nueva regulación que impone ahora mascarillas en la mayoría de los sitios interiores, excepto en pubs y restaurantes, pasó sin problemas. Asimismo, los parlamentarios votaron unánimemente para que los que estén vacunados y entren en contacto con casos sospechosos de ómicron ya no tengan que autoaislarse. Y también se aprobó la vacunación obligatoria del personal de atención social y del sistema nacional de salud pública que trabaje en primera línea, a partir de abril.

Sin embargo, la medida más polémica entre las filas ‘tories’ era el pasaporte covid. Los mayores de 18 años tendrán que demostrar a partir de ahora que están completamente vacunados o que se han hecho un test de antígenos negativo si quieren entrar en los sitios de ocio o los que acojan grandes celebraciones.

Los diputados conservadores han votado previamente otras medidas mucho más restrictivas. El año pasado, en el peor pico de la pandemia, se aprobaron varios confinamientos. Sin embargo, en un país donde las libertades civiles son sagradas, un importante núcleo duro considera que el “pasaporte covid” es inaceptable. Entre los rebeldes, se encuentra Iain Duncan Smith, el que fuera líder conservador, quien recalcó que esto “podría conducir a controles sociales similares a los de China”.

La medida fue finalmente aprobada por 369 votos a favor y 126 en contra. Es decir, Johnson sacó adelante sus planes por el apoyo de la oposición laborista. Pero ningún primer ministro quiere depender de la oposición para poder gobernar. Porque eso significa que estás al frente de un Gobierno con mayoría absoluta, pero en realidad no tienes ningún poder.

Promesas por incumplir

Cuando se sufren derrotas de este tipo, normalmente siempre se echa la culpa a los asesores y los responsables de guardar disciplina en el partido. Pero en este caso, el fracaso de Johnson es personal. Fue él mismo quien, una hora antes de la votación, convocó al poderoso ‘Comité de 1922’, que agrupa a los conservadores sin cartera, para pedirles confianza con la promesa de que no se impondrían más restricciones estas Navidades. Pero las súplicas no valieron de nada.

El problema para Johnson es que es perfectamente consciente de que no puede hacer ese tipo de promesas. Si la crisis sanitaria empeora -se registran cerca de 60.000 nuevos casos diarios, pero un modelo de estimación de la Agencia de Seguridad Sanitaria (UKHSA) calcula que la cifra real podría estar por los 200.000 contagios diarios- el Gobierno deberá imponer nuevas medidas. El nivel de amenaza por covid se ha elevado ya a 4 -en una escalada de 5- lo que supone que el sistema nacional de salud pública está cerca de su capacidad máxima. Si el primer ministro no tiene autoridad entre los suyos, ¿qué opciones le quedan? ¿Seguir dependiendo de la oposición para gobernar?

Sir Geoffrey Clifton-Brown, tesorero del ‘Comité de 1922’, ve ahora posible un desafío al liderazgo para el próximo año. “Creo que puede estar en las cartas. [Johnson] Tiene que darse cuenta de que tiene que cambiar”, aseguró a Sky News.

Celia Maza. Londres

Según las reglas del Partido Conservador, si los diputados ‘tories’ mandan 54 cartas al ‘Comité de 1922’, se activa automáticamente una moción de confianza. Los encargados de guardar disciplina en la formación están trabajando sobre la suposición de que el número de cartas que se han remitido en los últimos días es ya de dos dígitos. En su día, May sobrevivió al desafío. Pero luego acabó dimitiendo. Las cosas, en definitiva, no pintan bien para Johnson.

Y el panorama podría empeorar este jueves, cuando se celebran las elecciones de North Shropshire. Los comicios se celebran para cubrir el asiento vacío tras la dimisión del ‘tory’ Owen Paterson, por una polémica sobre corrupción. En un principio, el ‘premier’ le mostró su apoyo. Es más, forzó a sus filas a hacer lo mismo en una votación celebrada el mes pasado en la Cámara de los Comunes. Pero luego dio uno de sus habituales volantazos, dejando a los parlamentarios que habían seguido sus instrucciones totalmente vendidos. Ahora los ‘tories’ podrían perder en esta circunscripción su mayoría (que se sitúa en casi 23.000 votos). Si los Liberal Demócratas -como muestran algunos sondeos- se quedan finalmente con el asiento, la presión sobre Johnson será máxima.

La gran rebelión ante el primer ministro en la Cámara de los Comunes pone de manifiesto el descontento que existe en el partido por la gran cadena de errores que se han ido sucediendo en los últimos meses. Desde el bochornoso discurso sobre Peppa Pig hasta el volantazo de última hora con las ayudas a jubilados.

Celia Maza. Londres

Aunque lo que más grave es la preocupación ante lo que ya se está llamado como “estado covid”. Ómicron es solo una variante más de todas las que están por venir. Los científicos coinciden en que el coronavirus ha llegado para quedarse y tenemos que convivir con ello. Y lo que los conservadores temen es que el Reino Unido acabe convirtiéndose en un país con altos impuestos, altos gastos y alta inflación. La inflación aumentó en un 5,1% en noviembre, frente al 4,2% del mes anterior, según los últimos datos publicados este miércoles. El coste de vida en Reino Unido se encuentra ahora en su nivel más alto desde septiembre de 2011.

El titular del Tesoro, Rishi Sunak, expresó su preocupación por los costos a medio plazo que supondrá gestionar la pandemia en la llamada reunión “Covid O” de ministros celebraba esta semana. Ya se han asignado varios miles de millones de libras para cubrir las vacunas, los refuerzos y los medicamentos terapéuticos para ayudar a combatir el coronavirus hasta el próximo abril. Pero, ¿qué pasará después?

Un asesor de Sunak descartó categóricamente la posibilidad de volver a aumentar los impuestos para cubrir costos adicionales e imprevistos del covid si este ciclo continúa. Existe una creciente inquietud acerca de lo que los próximos meses deparan para la economía, y una fuente del Gobierno sugirió a la BBC que del invierno a la primavera “va a ser un infierno”.

En definitiva, el ‘premier’ lo tiene complicado. Su popularidad en la calle ha caído por los suelos por la polémica del ‘partygate’. El electorado no tiene herramientas para quitarlo de Downing Street si no hay elecciones. Pero las filas ‘tories’ sí pueden reponerle antes con un voto de confianza. Fue precisamente la misma fórmula que emplearon los rebeldes en su día para ponerle al frente del partido, tras forzar la dimisión de May. Johnson sabe perfectamente de lo que son capaces los rebeldes, porque él en su momento formó parte de este grupo. De momento, el líder ‘tory’ es un canario herido dando vueltas en su jaula. Son los suyos los que deben decir si quieren verle de nuevo cantar.

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