San Benitiño, rebosante un año más

Cientos de romeros se congregaron este viernes en la iglesia de Lérez para celebrar a San Benito. El cielo encapotado de la mañana, que despejó después, no impidió que un gran número de fieles acudiera a una festividad que para muchos marca el inicio de las fiestas de verano pontevedresas.

La mejillonada de la playa fluvial, abarrotada. |  Santos Álvarez

La mejillonada de la playa fluvial, abarrotada. | Santos Álvarez

Los devotos se congregaron en una romería con misas, procesiones, rosquillas y, desde luego, el célebre «aceite de santo». Además, muchos fieles aprovechan para visitar la figura del santo y tocar la imagen con sus pañuelos o estampas, o, como marca la tradición, pasar tres veces por debajo del altar.

Procesión tras la misa 
del mediodía.  |  Santos Álvarez

Procesión tras la misa
del mediodía. | Santos Álvarez

Los alrededores de la parroquia se llenaron de romeros que esperaban en filas de gran extensión para comprar el aceite milagroso o para presentar ofrendas al santo. La plaza se llenó de efervescencia y el bullicio se sentía en todos los rincones, especialmente a la hora de la procesión o en la carpa de comida, donde se podía disfrutar de un amplio menú que incluía raciones de pulpo, churrasco o lacón.

Asistentas a la mejillonada con sus raciones. |  Santos Álvarez

Un puesto de velas y exvotos / Santos Álvarez

Los puestos de rosquillas y exvotos de cera estaban concurridos con clientes desde el inicio de la jornada. Los vendedores itinerantes, que recorren las romerias y ferias durante todo el año, esperan esta festividad con mucho anhelo. Desde estos puestos aseguran que esta es una de las romerías a las que más gente acude y de la que más beneficio obtienen, sobre todo en estos últimos años donde la popularidad de la festividad está en aumento.

Largas colas por la ración de mejillones o empanada. |  S. A.

Largas colas por la ración de mejillones o empanada. | S. A.

La tradicional festividad que cada vez llega a más gente se celebra también con una mejillonada en la playa fluvial que durante unas horas se convierte en el epicentro de la romería. Una cita culinaria que estuvo amenizada por varios grupos populares desde las once y media de la mañana: Os Alegres, Duos Pontes, Gaiteiros das Rías Baixas, Pola Vila y Os de Algures.

Lugar de venta del aceite milagroso. |  Santos Álvarez

Asistentes a la mejillonada / S. Á.

Este año la mejillonada volvió a ser multitudinaria, con colas que atravesaban el recinto y que provocaron que antes del mediodía ya se hubieran acabado las raciones para repartir. También se sirvió empanada de carne y atún y raciones de pulpo que costaban entre 13 y 25 euros según el tamaño.

San Benitiño, rebosante un año más

Punto de venta del aceite / S. Á.

Tradicionalmente, la romería se celebraba solo en el monasterio de San Salvador de Lérez, pero existía la tradición de bajar desde la parroquia hasta las orillas de el río, en los alrededores de la Illa das Esculturas y hacer una comida con familia y amigos. Después unas pequeñas barcas transportaban a los romeros de orilla a orilla -mucho antes de que existiera el Puente de las Palabras que conecta Lérez con Monte Porreiro- para que pudieran seguir disfrutando de la romería. Hoy en día, muchas familias continúan la tradición de almorzar en la ribera del Lérez.

Los devotos que se encomiendan a San Benitiño y acuden a la romería forman cada año multitudes más extraordinarias. Esta numerosa asistencia muestra el arraigo a una cultura que se transmite de generación en generación.

El ungüento de San Benito, una cura dermatológica milagrosa

La romería del Santo Abogado de los males cutáneos, como su propio nombre indica, congrega a muchos devotos que buscan solucionar sus problemas de la piel, sobre todo enfermedades cutáneas varias y tratamiento de verrugas.Miles de fieles acuden a la romería solo para hacerse con una pequeña cantidad del ungüento de San Benito, del que se dice que tiene propiedades especiales.

Debido a este poder, autobuses repletos de creyentes se agrupan alrededor de la parroquia y filas multitudinarias se forman en la puerta de la capilla donde se vende el llamado «aceite milagroso».Para muchos, este aceite es verdaderamente milagroso y puede curar todos los males cutáneos en un transcurso de tan solo nueve días. Así lo afirmaba Mari Carmen Vilela, que lleva ya varios años acudiendo solo para hacerse con este famoso líquido: «Yo creo verdaderamente en su poder milagroso, me lo apliqué en ocasiones anteriores y en el transcurso de esos nueve días desapareció completamente», afirmó con seguridad.

Este año el aceite se vendía en pequeños frascos a precio de un euro y muchos clientes los compran en grandes cantidades para almacenar. El ungüento inicialmente se creaba con aceite donado por los devotos que se quemaba en una lámpara de cobre con las llamadas «mariposas», unos trozos pequeños de corcho con una mecha . Además, antiguamente los fieles traían su propios envases para rellenar con el aceite milagroso después de que fuera bendecido por el cura.

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