Sorpresa: el antepasado de la patata es el tomate

El linaje de la patata se originó a partir de un evento de hibridación entre los linajes del Tomate y Etuberosum ocurrida hace entre 8 y 9 millones de años: impulsó el origen de los tubérculos y facilitó tanto la reproducción asexual como la supervivencia en entornos hostiles.

Una investigación genómica ha revelado un secreto guardado durante millones de años en el ADN de la patata, uno de los alimentos más fundamentales para la humanidad: ha determinado que el linaje de la patata (conocido científicamente como Petota) no evolucionó de forma lineal a partir de un único ancestro, sino que es el resultado de un antiguo evento de hibridación entre dos linajes distintos: el del tomate y el de un pariente silvestre menos conocido llamado Etuberosum.

Durante mucho tiempo, los científicos han debatido sobre los parientes evolutivos más cercanos de la patata. Los análisis genéticos arrojaban resultados contradictorios: a veces, el genoma de la patata mostraba una mayor afinidad con el del tomate, mientras que en otras ocasiones parecía más cercano al linaje Etuberosum, un pequeño grupo de plantas sudamericanas que producen rizomas, pero no tubérculos. Esta discordancia era un enigma evolutivo que el nuevo estudio resuelve de manera concluyente.

Millones de años

Mediante el análisis de 128 genomas, incluyendo los de 107 especies de patatas silvestres, los investigadores demostraron que el linaje de la patata tiene un origen híbrido. Hace aproximadamente 8 o 9 millones de años, se produjo un cruce entre los ancestros de lo que hoy conocemos como los linajes del tomate y de Etuberosum. Este evento dio lugar a una nueva línea evolutiva que heredó una mezcla estable del material genético de ambos “padres”.

En lugar de tener un único árbol genealógico, el genoma de la patata es un mosaico, con fragmentos de ADN que proceden de ambos linajes parentales. Todas las especies de patatas analizadas, desde las silvestres hasta la cultivada, comparten esta ascendencia mixta, lo que confirma que la hibridación fue un evento fundacional y no un cruce esporádico.

La creación del tubérculo: una innovación clave

Quizás el hallazgo más destacado del estudio es que la característica más distintiva de la patata, el tubérculo, es una consecuencia directa de esta hibridación ancestral. La formación de este órgano subterráneo, rico en nutrientes y crucial para la reproducción vegetativa, no existía en el linaje del tomate y solo se insinuaba en los rizomas del linaje Etuberosum. Fue la combinación de genes de ambos padres lo que permitió la aparición de esta “clave de innovación”, tal como la describen los autores de este estudio.

El estudio identificó genes específicos, heredados alternativamente de cada linaje parental, que colaboraron para crear la red genética necesaria para la tuberización. Por ejemplo, genes cruciales para la formación del tubérculo, como el SP6A, fueron heredados del ancestro del tomate, mientras que otros reguladores esenciales, como el IT1, provinieron del ancestro de Etuberosum.

Los experimentos funcionales confirman que la interacción entre estas proteínas de orígenes distintos es fundamental para el desarrollo del tubérculo. En esencia, la hibridación reunió un conjunto de herramientas genéticas complementarias que, al trabajar juntas, dieron lugar a una estructura completamente nueva y ventajosa: nuestra adorada patata.

Referencia

Ancient hybridization underlies tuberization and radiation of the potato lineage. Zhiyang Zhang et al. Cell July 31, 2025. DOI:10.1016/j.cell.2025.06.034 External Link

Una explosión de diversidad y adaptación

La aparición del tubérculo confirió una ventaja evolutiva formidable al linaje ancestral de la patata. Este órgano no solo sirve como reserva de agua y carbohidratos, sino que también permite la reproducción asexual, garantizando la supervivencia y propagación de la planta en condiciones ambientales difíciles, incluso si la reproducción sexual fallaba. Esta innovación fue el motor que impulsó una “explosión” de diversificación de especies, enfatizan los investigadores.

Armadas con la capacidad de formar tubérculos, las patatas ancestrales pudieron colonizar y adaptarse a una amplia gama de nuevos nichos ecológicos, especialmente los hábitats de alta montaña en los Andes, que se estaban elevando rápidamente en la misma época en que ocurrió la hibridación.

El estudio demuestra que el linaje Petota tiene una tasa de diversificación de especies más rápida que la de sus linajes parentales y que ocupa un rango geográfico y ecológico mucho más amplio y variado, caracterizado por climas más fríos y estacionales.

La herencia genética mixta, junto con la innovación del tubérculo, permitió que las patatas se adaptaran a entornos que eran inaccesibles para sus antepasados, desencadenando la radiación que ha dado lugar a las más de 100 especies de patatas silvestres que conocemos hoy.

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