Trenes parados, aviones con retraso y autocares saturados

Uno de los casos más paradigmáticos fue el de un media distancia procedente de A Coruña que debía entrar en la estación de Vigo-Urzáiz a las 12.33 horas. A menos de 200 metros de los andenes, el S-121 eléctrico quedó detenido por completo y sin tracción para poder avanzar. Después de varios minutos de espera, el maquinista informó de la situación a nivel nacional y permitió la apertura de puertas para desalojar el interior.

Afortunadamente la incidencia se produjo al término de los 8 kilómetros del túnel de As Maceiras, por lo que los viajeros apenas tuvieron que caminar unos metros por las vías antes de llegar al andén. A su llegada a la terminal los pasajeros elogiaron la serenidad transmitida por el maquinista, uno de los más veteranos del ferrocarril gallego, y asumían que por una vez la problemática superaba con creces a Renfe.

En el vestíbulo, centenares de pasajeros que debían tomar el Alvia a Madrid o el MD hacia A Coruña iban siendo informados de que se suspendía el embarque a los mismos.

Colas para lograr una plaza en los buses

Colas para lograr una plaza en los buses / Marta G. Brea

Hasta nueva orden

A las 15.22 horas el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) confirmaba que quedaban “suspendidos los servicios ferroviarios de todas las compañías hasta nueva comunicación”. Ni siquiera los convoyes que circulan con diésel y no electricidad como el Tren Celta a Oporto o los regionales de las líneas convencionales pudieron emprender su trayecto. Fue por ello que tanto el gestor ferroviario como los operadores rogaban que los pasajeros no se desplazaran a las estaciones. La consigna era simple: no había previsión de que circularan y apenas había alternativas, aunque en lugares como Santiago de Compostela se pudo coordinar un trasvase hacia el autocar.

Y es que el transporte por carretera pasó a ser la principal opción para aquellos desplazamientos imprescindibles. En la intermodal de Urzáiz se formó rápidamente una cola con decenas de personas para “transbordar” a los autocares. En ellos los únicos. Aunque varios pasajeros tuvieron que pedir prestado efectivo para poder pagar sus billetes, al igual que en el transporte urbano fue posible el uso de las tarjetas de transporte como la PassVigo o la TMG.

Panel con los vuelos del aeropuerto de Peinador

Panel con los vuelos del aeropuerto de Peinador / FdV

Audasa, a lo suyo

Pocos negocios pudieron seguir ingresando durante la jornada del lunes, aunque entre ellos estaba una de las empresas más rentables de Galicia. Mientras la comunidad –y toda la península– tuvo que bajar la persiana por los problemas en la gestión de los pagos, las cabinas de cobro de la Autopista del Atlántico (Audasa) siguieron funcionando con normalidad.

Tanto los lectores de telepeaje con dispositivos Vía-T como las máquinas en efectivo permitieron que los vehículos cruzaran la AP-9 abonando la tasa correspondiente, como indicaron a FARO múltiples usuarios. Esta supervivencia llegó gracias a los generadores de emergencia y paneles instalados en estos puntos, eludiendo una vez más la coyuntura económica del resto del país.

Los puertos

También pudo funcionar con normalidad el transporte de ría entre Vigo, Moaña y Cangas. Los barcos que comunican cada margen de la ría gracias al gasoil mantuvieron sus frecuencias permitiendo el pago en efectivo.

Dentro del ámbito marítimo no hubo la misma suerte con la terminal de contenedores, ya que Termavi no pudo descargar mercancía en Guixar al requerir todas sus grúas y sistemas de electricidad. Por el momento su impacto afecta solamente a un portacontenedores, pero desde la compañía del grupo Davila se activó el Plan de Autoprotección con varios generadores. Su objetivo era minimizar el alcance en la cadena de suministros, manteniendo los trabajos en ordenadores y sistemas de inspección. Esta casuística se replicó en los otros puertos de interés del Estado como Marín, Vilagarcía de Arousa, A Coruña y Ferrol.

Desde la Autoridad Portuaria de Vigo señalaron que el resto del tráfico portuario “funciona con normalidad” gracias a que muchos de sus sistemas son autónomos respecto a la red general. En Bouzas pudieron cargar vehículos dos buques ro-ro aunque a una velocidad inferior a la habitual.

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