Un padre de siete, católico y conservador para unir a toda la oposición contra Orbán

La semana pasada, el ‘Berlusconi checo’ Andrej Babiš, primer ministro de República Checa, sufrió una inesperada derrota en las elecciones del país. Aunque todavía está por ver si pese a todo Babis logra reeditar su mandato, estos resultados marcan una nueva tendencia en parte del conocido como grupo de Visegrado. ¿El momento de los líderes populistas ‘iliberales’ críticos con la UE como los conocíamos empieza a perder lustre en centroeuropa?

“Los resultados de las elecciones checas son una inversión de las tendencias que hemos presenciado en Europa Central. La victoria de partidos que defienden la democracia liberal sobre el campo hasta ahora mayoritario formado por populistas nacionalistas, la extrema derecha y la izquierda poscomunista envía un mensaje importante a Europa: se han disipado los temores de que nuestro país siga los pasos de Hungría y Polonia”, afirma Jiri Pehe, analista político checo, a El Confidencial. Sin Peter Pellegrini, ex primer ministro de Eslovaquia desde marzo de 2020, ni Babis; Polonia ha renovado su pulso contra la Unión Europea por la primacía del derecho polaco sobre el europeo y la Hungría de Orbán siguen siendo el estandarte del Visegrado.

Pero reforzados tras la conquista de la alcaldía de Budapest en las elecciones de 2019 gracias a una estrategia envolvente, la oposición húngara está buscando opciones para derrotar a Viktor Orbán en la presidencia: en este caso, ha sido Péter Márki-Zay, un alcalde conservador católico, padre de siete hijos el elegido como líder de la oposición conjunta con vistas a las elecciones de 2022.

A. Alamillos. Budapest

Este 17 de octubre, Péter Márki-Zay se impuso al resto de candidatos en la segunda vuelta de las primarias de la oposición, que decidían un candidato unificado de la miríada de seis partidos contrarios a Orbán. “Queremos construir una nueva Hungría. Solo podemos ganar juntos”, declaró tras hacerse con la victoria.

Márki-Zay, alcalde de la localidad de Hódmezővásárhely desde 2018 gracias a también el apoyo de la mayoría de los partidos de la oposición, ha sido descrito como un ‘outsider’ de la política con una narrativa de “anticorrupción”. Márki-Zay es católico practicante, pero está a favor de separar Iglesia-Estado y se ha mostrado a favor de permitir el matrimonio LGTB. Está a favor de una estrecha cooperación dentro de la UE y la OTAN y critica el acercamiento con Rusia.

Un conservador para ‘arrastrar’ votos

Pero lo que destaca de su perfil es cómo se ha vendido a sí mismo: un conservador exvotante de Fidesz, el partido de Viktor Orban, decepcionado por la “desviación” de la formación. “Creo que ha sido una decisión estratégicamente inteligente que dará frutos: Márki-Zay no sólo recibirá el apoyo de los votantes de izquierda (que votan por sus sentimientos anti-Orbán) sino también a aquellos del centroderecha que son críticos con Orbán… Así como los votantes indecisos”, explica Robert Csehi, profesor de políticas en la Universidad Técnica de Múnich y autor del libro ‘Políticas del Populismo en Hungría’.

Esa necesidad de un candidato único para los seis partidos que forman la coalición opositora y que ‘arrastre’ votos de un amplio espectro político es la fórmula que está buscando la oposición para intentar superar, en 2022, a la candidatura de Viktor Orbán, favorecida no sólo por una amplia permeabilidad y apoyo en zonas rurales, sino por un ecosistema mediático favorable y un sistema electoral tejido ‘a medida’ por el propio Fidesz en 2010. Un sistema que favorece a los partidos grandes con elementos como una compensación en diputados al partido ganador (en las elecciones parlamentarias de 2018, la victoria de Fidesz con un 49,27% de los votos se tradujo en una mayoría de dos tercios) o varios tipos de ‘gerrymandering’ (manipulación de las circunscripciones electorales).

En 2018, la oposición húngara intentó la estrategia de retirar los candidatos con menos posibilidades en cada circunscripción. No funcionó. En las elecciones municipales de 2019, decidieron presentarse en un único y sólido frente unido con una estrategia de base para convencer a los votantes de las diferentes ramas de la oposición (socialistas, liberales, verdes) de que votaran por el candidato conjunto. Se hicieron con la victoria en Budapest y en la tercera, cuarta y quinta ciudades más pobladas del país, así como en decenas de localidades más pequeñas.

Pese a la feroz competición entre candidatos en las primarias de la oposición, tras la victoria de Márki-Zay las distintas formaciones políticas que van desde el Partido Socialista, dos partidos de izquierda, los verdes del LMP y los liberales de Momentum al Jobbik, antiguo partido de extrema derecha hoy un poco más escorado de vuelta al centroderecha, han cerrado filas.

Acercarse a lo rural

“[Tras la victoria en Budapest] psicológicamente, la gente ha entendido que esta situación [el Gobierno de Orbán en Hungría] no es eterna y que puede ser cambiada. Y segundo, los partidos de la oposición han sido capaces finalmente de crear esta amplísima coalición y actuar de manera conjunta”, sostenía el alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, en una entrevista con este diario a principios de 2020. El propio Karácsony, que se presentaba también como candidato en las primarias de la oposición, retiró su candidatura y pidió unidad en el apoyo a Márki-Zay en cuanto pareció que éste tomaba la delantera.

Porque a diferencia de Karácsony, Márki-Zay tiene otro elemento a su favor, apunta Csehi. “Se ha conseguido posicionar como un candidato con un fuerte arraigo local [como alcalde de Hódmezővásárhely, 44.000 habitantes. Budapest tiene 1,7 millones], un punto relevante en la lucha contra el populismo. No debemos sobreestimar la relevancia [política] en la ‘reconquista’ de Budapest, dado que Fidesz domina absolutamente las zonas rurales, y sigue siendo todavía muy popular”. En cambio, no tiene apenas experiencia en partidos políticos, lo que puede ser un hándicap para hacer converger posturas tan distantes como las de los seis partidos de la coalición. “Tenemos que mantener [la unión de la oposición] y llevarlo a las zonas rurales. Si lo conseguimos, en 2022 habrá una competición, una rivalidad real… Eso podría cambiar las elecciones nacionales. Esta nueva situación política muestra que, después de muchos años, en 2022 tendremos una oportunidad de éxito”, apuntaba en la misma línea Karácsony.

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