Una recuperación asimétrica tras la dana

Tan solo seis meses atrás, amplias zonas de la provincia de Valencia eran casi literalmente el paisaje después de un batalla. Puede que desde la guerra civil de los años treinta del siglo pasado no se viera tanta destrucción en esta tierra, claro que entonces los daños fueron paulatinos a lo largo de tres años, mientras que la dana arrasó con todo en cuestión de horas y se llevó por delante, además de decenas de vidas, innumerables viviendas, negocios y coches. Una panorama dantesco, por buscar una ya manida visión del infierno. Fue tal el destrozo que en las primeras semanas los economistas y las instituciones no se atrevían a presagiar ni de lejos el importe de la factura. Eso sí, todos los augurios oteaban miles de millones de euros.

Las pérdidas, desde luego, han sido de enorme relieve, pero no de la magnitud esperada en términos macroeconómicos y la recuperación, aunque asimétrica, avanza de manera ostensible. Desde la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), su director de Estudios, Ricardo Miralles, calcula que el impacto de la dana en el PIB regional estaría en las seis décimas. “Temía que fuera mayor, pero, de todas formas, hay que ver el cómputo anual”, afirma antes de responder a la pregunta inevitable: ¿Por qué? Pues hay dos factores esenciales. Por un lado, la economía con efecto rebote que ha generado la reconstrucción y los miles de millones invertidos en la misma. La otra es que “el PIB regional se benefició en las primeras semanas tras el 29 de octubre del consumo que realizaron los habitantes de los pueblos afectados, que se desplazaban a otras zonas de la autonomía para comprar, por ejemplo comida”. 

Empresas

Dicho esto, la recuperación de las empresas y los sectores va por barrios, que diría aquel. Miralles asegura que, «en general, está muy avanzada y cada vez queda menos para llegar a los niveles previos a la riada», pero la mejora no es universal. La construcción, por ejemplo, vive una situación envidiable, porque se está beneficiando de la actividad reconstructora en la zona. Esta inversión está generando también un efecto arrastre en muchas actividades relacionadas con el hogar, como la de los fontaneros o la de los electricistas, que no han dado abasto estos meses. “Muy tocados” están el comercio minorista y la hostelería. En la CEV creen que un 20 % de los daminificados no volverán, aunque tampoco hay que olvidar un dato del Institut Valencià d’Estadística y es que en el primer trimestre de 2025 se ha incrementado de forma notable el número de empresas y autónomos en las tres comarcas más afectadas por la dana, es decir l’Horta Sud, la Plana de Utiel-Requena y la Ribera Alta. Miralles lo corrobora y apunta que antiguos trabajadores de la construcción se han reconvertido en autonómos ante la carga de trabajo que hay. 

El sector agrario también es uno de los damnificados que siguen sin levantar cabeza, principalmente por los tiempos que maneja: cosechas que se perdieron completamente, ciclos de siembra que no se pudieron consumar o árboles arrancados por el agua que tardarán cinco años en ser repuestos y volver a dar frutos. En el sector agroalimentario, las grandes empresas ya están a pleno rendimiento, mientras que un 10 % de las pequeñas y medianas aún no han alcanzado ese nivel. La mejora en la industria, según Miralles, “es más heterogénea, pero, a excepción del automóvil, está en vías de recuperación en líneas generales”.

Losa

La principal losa, afirman en la CEV, está en las ayudas y su escasa agilidad. El balance de la patronal es contundente: De los 1.033 millones en programas directos de la Generalitat, el 66% ya ha sido desembolsado. El Estado por su parte anunció 16.000 millones, de los que solo el 9 % es ayuda directa y de esa parte “apenas ha llegado el 40 %”. En el primer caso, unos 700 millones y en el segundo, 576. El Consorcio de Compensación de Seguros, que también depende del Estado, ha abonado 2.700 de los 4.500 millones presupuestados. Es decir, un 61%. Miralles precisa, además, que “los pagos a comercios e industrias están siendo más lentos que en los casos de coches y viviendas, seguramente por las cantidades, que son más elevadas”.

Empresa en un polígono afectado por la dana

Empresa en un polígono afectado por la dana / Germán Caballero

La Cámara de Comercio de Valencia publicó el pasado viernes un informe en el que corrobora datos y percepciones de la patronal. Asegura que la recuperación económica del territorio afectado es “asimétrica”, en tanto en cuanto se ha avanzado de forma considerable pero insuficiente para llegar a la situación previa. Una frase de dicho documento resume a la perfección la situación: “Una parte importante de las empresas ya ha vuelto al nivel de actividad previo al desastre. Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por realizar”.

Industria

En la industria, la recuperación “se está produciendo a varias velocidades”. Las mercantiles de los polígonos industriales de Albal, Alfafar, Algemesí y Sedaví “son las que registran una mayor lentitud”, mientras que Riba-roja o Catarroja “muestran una sensible recuperación”. Hay más, porque los datos del mercado laboral en el conjunto del sector secundario de la zona cero “no son tan negativos como cabría esperar de la irregular recuperación de la actividad manufacturera”. Las poblaciones más industriales de ese área, por ejemplo, han registrado ya un “importante aumento de los afiliados a la Seguridad Social”. Otro indicador positivo es la renovación del parque móvil, que quedó arrasado por la dana. Entre noviembre y febrero se disparó un 127% la compra de vehículos de empresas. También la de vehículos comerciales e industriales de segunda mano. Los industriales pesados, por contra, retroceden un 13%. 

Las mejores noticias se concentran en la construcción, impulsada por las obras necesarias para reconstruir todo lo dañado por la dana y que diferentes entidades públicas cifraron en 17.000 millones de euros. En marzo, la contratación de trabajadores en esta actividad se ha incrementado en un 20%. 

Comercio

La cruz se encuentra principalmente en los servicios. Los locales comerciales inactivos en la primera semana de abril eran todavía el 30% de los que existían en octubre de 2024. La Cámara considera probable que cerca del 25% no vuelva a abrir. Los establecimientos más tocados son los de comercio minorista, con 40% de ellos inactivos. Les siguen los de ocio y hostelería (3%) y los de actividades de primera necesidad, como peluquerías, sanidad o educación, con un 22%. En este caso, los municipios con un grado de recuperación más lento son Alfafar, Sedaví, Massanassa y Paiporta.

Por su parte, los dirigentes de los sindicatos mayoritarios coinciden en que temían que la afectación de la dana en el tejido productivo fuera superior, aunque muestran cautela ante si las empresas inmersas en ERTE tendrán capacidad de recuperarse. 

Ana García, secretaria general de CCOO-PV, afirma que “constatamos que la afectación en el empleo no ha tenido la magnitud que en los primeros días se pensaba, a la vista de la concentración de empresas y del volumen de trabajadores. Esto se ha debido a la eficacia de las medidas acordadas en el diálogo social: la ampliación de las causas que motivaron acudir a ERTE de fuerza mayor y la inclusión de permisos retribuidos específicos para cubrir situaciones a las que el sentido común, en muchos supuestos, no pudo dar respuesta”. 

Empleo

Por tanto, “podemos afirmar que más que destruirse, se ha creado empleo, con récord histórico de personas afiliadas a la Seguridad Social, en un periodo alcista de la economía, lo que ha permitido que el impacto haya sido menos devastador del que se suponía”. “Lo que queda por hacer -añade García- es mucho, y las costuras son frágiles: un sistema de movilidad que se ha visto más que dañado, una ausencia generalizada en la ambición que requiere la situación de emergencia en las políticas de adaptación al cambio climático, y un modelo de construcción y de infraestructuras que ha de ir en beneficio de las personas y del entorno que las rodea y no solo del beneficio cortoplacista de unos pocos”.

Tino Calero, nuevo secretario general de UGT-PV, asegura que la situación generada por la dana ha mejorado en estos seis meses, “pero aún queda mucho por hacer porque el impacto fue brutal”. Acto seguido, confiesa que “nos sorprendió la cifra de trabajadores en Erte, porque esperábamos más y se ha quedado en 32.000 empleados y 2.876 empresas a 22 de abril”. En este sentido, recuerda que el Instituto Valenciano de Investigaciones Económics (IVIE) situó el número de trabajadores afectados en 275.000. El dirigente sindical añade que “lo que hemos notado es que la mayor acumulación de Erte se dio en noviembre y diciembre. Desde entonces, hemos visto un goteo menor y muchas empresas que han salido”. El automóvil, con Ford y su industria auxiliar, y el comercio son los sectores más damnificados.

Pese a la citada mejora, Calero afirma que “sigue habiendo problemas”, como la demora en la llegada de ayudas, carreteras secundarias que no se han reparado o infraestructuras sanitarias y educativas que todavía no se han reconstruido. Se ha hecho ya un buen trecho, pero queda camino por recorrer, por tanto.

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