La memoria del 12 de octubre merma pero no desaparece: las mil estatuas a Cristóbal Colón

Qué se celebra el 12 de octubre

Si preguntas a cualquier persona del planeta quién fue Cristóbal Colón la respuesta no será la misma. Si bien la mayor parte de los libros de historia definen las hazañas del conquistador del mismo modo, en los últimos años ha crecido una corriente no solo social sino académica con la que se busca poner en valor el papel del indigenismo y dejar atrás la versión tradicional del ‘descubrimiento’ de América. En muchos países del continente americano han dejado de festejar el día de la Hispanidad para pasar a homenajear el día de la diversidad cultural, de la descolonización, del encuentro entre los dos mundos o de la resistencia indígena, negra y popular, en función del país en el que uno se encuentre.

Mientras, en España el 12 de octubre sigue siendo festivo nacional, y muchos políticos siguen en su defensa de la Hispanidad en tierras americanas: en su reciente viaje a Estados Unidos, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso, llevó su cruzada contra el “comunismo” haciendo referencia al “indigenismo”, al que definió como “nuevo comunismo”, criticando posturas como la del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en su intención de “deshacer el legado de España y promover ese indigenismo por el que pretende que los ciudadanos, a través de las revoluciones y la desinformación, se unan a un proyecto que solo trae más miseria y pobreza”.

En la misma línea se manifestó, esta misma semana, el exactor y político Toni Cantó, director de la recientemente creada Oficina del Español, quien considera que los españoles llegaron al continente americano no para conquistarlo sino para “liberarlo” de una situación en la que miles de personas estaban “sojuzgadas por un poder que era absolutamente brutal, salvaje, incluso caníbal“. Esta postura, sin embargo, no está bien aceptada entre muchos sectores de la población latinoamericana y estadounidense, tal y como relató hace unos años a El Confidencial Katy Betancourt Machoa, dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) hasta 2017, quien insistía en que “la verdadera historia” es que, con la llegada de los españoles llegó el “exterminio” y las “enfermedades”.

El foco, en los homenajes a Colón

En los últimos años, el foco ha estado puesto en los monumentos a Colón. Estatuas decapitadas y vandalizadas, sustitución por otras que representan una parte de la historia más olvidada, manifestaciones para la retirada de su nombre… Entre junio y septiembre de 2020, al menos 33 estatuas de Colón habían sido retiradas o derribadas en el marco de las protestas del Black Lives Matter en Estados Unidos, acusada la figura histórica de estar detrás del genocidio de pueblos indígenas. Este mismo mes de octubre, se formalizó la creación de un grupo de trabajo para decidir acerca del futuro de la estatua de Colón en el parque del Descubrimiento de Chula Vista, en California, a raíz de una votación para hacer que el monumento fuera retirado de manera permanente. Colón había estado sobre su pedestal en este parque desde el año 1990, pero en julio de 2020 fue retirado, poco antes de una manifestación convocada en las inmediaciones. Este grupo, además, tendrá que encontrar y proponer un nuevo nombre para el parque, que refleje la diversidad de la comunidad, incluida la población indígena.

No obstante, Cristóbal Colón sigue siendo una de las figuras más presentes en suelo estadounidense. Depués de Abraham Lincoln y de George Washington, Colón tiene un total de 149 monumentos presentes aún en todo el país, según la Auditoría de Monumentos Nacionales realizada por Monument Lab y la fundación Andrew W. Mellon y publicada a finales de septiembre. De hecho Estados Unidos cuenta con más monumentos a Colón de los que tiene a figuras como Martin Luther King o a expresidentes del país como Benjamin Franklin, John F. Kennedy o Thomas Jefferson. Pero la cosa va mucho más allá: en el país hay más de 6.000 lugares que llevan el nombre de Colón, como la propia capital del país (Distrito de Columbia), pero también ciudades, ríos, montañas y calles.

Un grupo de investigadores del Centro de Estudio de Medios Comparativos del prestivioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) realizaron una auditoría sobre los nombres que reciben calles, ciudades o monumentos del país relacionados con figuras históricas y percibieron la elevada presencia de Colón, pese a que “nunca puso en pie en el suelo de lo que ahora se conoce como Estados Unidos”. “Hay pocas figuras históricas que se conmemoran de manera tan extensa, a una escala tan nacional”, señalan. No obstante, en su estudio Elizabeth Borneman, Hua Xi, y Lily Xie, autores de ‘Cristóbal Colón: nunca te quisimos aquí‘, también percibieron en esta auditoría que el contracolonialismo también tiene un importante legado en Estados Unidos, “comenzando por el propio compatriota de Colón, Bartolomé de las Casas, que presenció y escribió sobre las atrocidades que Colón y sus hombres perpetuaron contra el pueblo taíno, incluidas masacres, infanticidios y esclavitud”.

“Solicitar a España que pida perdón no es más que no es más que algo simbólico”

Ahora bien, ¿pervive esa sensación entre los latinoamericanos de que, en la actualidad, Europa debería pedir disculpas por lo que ocurrió entonces? “Aunque habrá diferentes percepciones entre países, dudo mucho que exista la sensación de que, en la actualidad, Latinoamérica vive ‘oprimida’ por España”, ha explicado a El Confidencial la historiadora mexicana Ana Sofía Rodríguez, especialista en Historia de México contemporáneo, izquierda, feminismos y usos públicos de la historia. Eso sí, que el presidente mexicano solicitara el perdón de España por lo ocurrido hace más de cinco siglos “tiene sentido”, no tanto porque exista “una demanda social” ni porque se sienta “un agravio histórico”, sino que “es un acto que diferencia al Gobierno de AMLO de los anteriores“. “Seguramente hay sectores que sí lo sientan, y nadie puede negar que la ‘conquista’ tuvo efectos que se mantienen en la sociedad contemporánea, pero no es más que una demanda simbólica, que se ajusta a su discurso”, ha indicado.

Y precisamente por esto, no se puede generalizar ninguna apreciación sobre lo que ha ocurrido en América Latina con el derrumbe de estatuas. “En cada país ha ocurrido en contextos distintos, a manos de actores diferentes y con alcances muy diferenciados. Por ejemplo, en Chile y Colombia están directamente relacionados con sus manifestaciones sociales”, pero no han sido realmente demandas por la descolonización. En el caso mexicano, por ejemplo, ha tenido más que ver con una suma de contextos, que van desde el movimiento del Black Lives Matter —”Estamos muy determinados por las manifestaciones culturales de Estados Unidos” —, el cuestionamiento del espacio público colonial —”tenemos historia de manifestaciones contra la simbología en el espacio público en el contexto del zapatismo” — y la forma que han tomado las protestas feministas en el país, según Rodríguez.

De la representación simbólica a las demandas reales

Desde el punto de vista de Rodríguez hacer modificaciones en la representación simbólica de una ciudad o un país es “quizás” más sencillo y por eso “es natural que anteceda a otras demandas más transformadoras”. “¿Eso va a generar una masa crítica que nos lleve ya a demandas mayores y a procesos restaurativos? No necesariamente. Uno puede apostar por la representación simbólica y eso no necesariamente va a generar estas demandas, porque los símbolos compiten con otros símbolos. Es difícil pensar que por pensar que cambiar una serie de nombres, estatuas… entonces vayamos a entender que lo que se necesita es un proceso de descolonización también en las políticas públicas”, explica. Ahora bien, sí reconoce que con el Gobierno de López Obrador se han incluido estos temas en el discurso, y eso sí que ha supuesto un cambio en el país.

Hace poco más de un mes, la capital mexicana se decidió que la estatua a Colón que estaba levantada en el paseo de Reforma no iba a regresar. La jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunció que en su lugar se levantaría una estatua en honor a la mujer olmeca, en reconocimiento a las mujeres de los pueblos originarios. “A ellas nos debemos. Por ellas estamos. Es la historia de nuestro país, de nuestra patria. Claro que reconocemos a Colón, pero hay dos visiones (…)”, señaló la mandataria, en declaraciones al diario mexicano ‘Milenio’. El cambio, para Sheinbaum, “también es justicia social”.

Tlalli, un término de origen náhuatl que significa “tierra”, da nombre a la estatua que el Gobierno de la ciudad mexicana quería colocar en Reforma. No obstante, el Gobierno de la ciudad optó por dejar la decisión en el Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos, constituido no solo por instituciones oficiales (Gobierno de México, Instituto Nacional de Antropología e Historia), sino también por historiadores y ciudadanos, para evitar problemas derivados de que esta decisión la tome la jefa de Gobierno. Ahora bien, toda decisión cuenta con reacciones, y el proceso de “descolonización del paseo Reforma” de la CDMX ha contado también con mucha oposición popular: más de 33.000 personas han firmado una petición en Change.org para que la estatua de Colón regrese a la céntrica avenida mexicana.

“Parte de la sociedad se manifestó en contra de la retirada de Colón, y también otra parte se manifestó en contra de la colocación de la estatua de Tlalli…”, relata Ana Sofía Rodríguez, quien considera que el proceso de descolonización en el espacio público no está tan articulado en México como lo está en otros países, y la representatividad de las comunidades indígenas no es tanta en esta cuestión como lo es en otras, como el movimiento contra el Tren Maya de Yucatán o la instalación de gasoductos en Morelos. “En el caso del Colón de Reforma no podemos obviar que CDMX no es el estado con más representación ni población indígena; si esto se enmarca en una suerte de proceso de descolonización podría hacer que se perdieran de vista otras demandas por las que sí están peleando… Y no digo que sea así, pero sí puede parecer que con este debate [sobre la estatua de Colón] se están intentando ‘ocultar’ los lugares y razones por las que sí se manifiestan”. “Suena contradictorio que, por un lado, el Gobierno mexicano esté atentando contra esas comunidades indígenas y al mismo tiempo trate de abrir esta conversación en la capital”, añade.

¿Qué pasa en otros países?

Desde el punto de vista de Rodríguez, aunque la reacción social haya sido similar, las causas de lo que ha venido ocurriendo en diferentes países de Latinoamérica y en Estados Unidos tienen sus contextos, y no se puede extraer una razón común, tal y como . “En los casos de Chile y Colombia, las manifestaciones contra las estatuas de Colón están ligadas a sus protestas sociales, al estallido social de Chile y a las manifestaciones de descontento con el Gobierno”, señala, dejando claro que aunque sí estén dirigidas hacia esta y otras figuras históricas, no son realmente demandas por la descolonización.

A principios de junio de este año, en el marco de las protestas convocadas contra el presidente colombiano Iván Duque, un grupo de indígenas misak trató de derribar las estatuas de Colón e Isabel la Católica en Bogotá, en las inmediaciones del aeropuerto El Dorado. “Apreciados amigos de la comunidad misak, bienvenido un debate pacífico y democrático sobre la transformación cultural y de símbolos de nuestra historia, pero no por tomas violentas, que tanto daño han hecho, sobre todo a sus propios pueblos”, respondió la alcaldesa de la capital de Colombia, Claudia López. A finales del mismo mes, otro grupo de manifestantes logró tumbar la estatua de Colón de Barranquilla, al grito de ‘Colón, asesino’. Una vez en el suelo, la estatua fue decapitada y las inmediaciones llenas de mensajes: “Por nuestros muertos”.

Siempre cerca de las celebraciones del 12 de octubre ocurren este tipo de hechos, pero en los últimos años se han entremezclado con muchas otras protestas. En agosto de 2021, en el marco de una manifestación a propósito del Día de la Revolución Agraria, Productiva y Comunitaria, las autoridades bolivianas detuvieron a dos personas, presuntamente del colectivo Wiphala —una “organización política, sencilla, leal, con formación político/social y principios de igualdad que lucha contra la dictadura en Bolivia”—, por provocar destrozos en la estatua de Colón ubicada en el Paseo del Prado de La Paz: además de un intento de derribo, la figura perdió la nariz, su rostro fue pintado de negro y se le colocó una soga al cuello. No fue la primera vez: en 2018 muchos bolivianos ya pidieron la retirada de la estatua, que apareció vandalizada y con carteles de ‘Colón, genocida’, ‘Fuera Colón’ o ‘Saquen a Colón’. En 2019, el monumento a Colón de la plaza que lleva su nombre en la ciudad de Arica (Chile), muy cerca de la frontera con Perú, apareció destrozada en el suelo. Y así, en muchas ciudades, a lo largo de los meses.

A la izquierda, la estatua de Colón de Arica (Chile) destrozada; a la derecha, la del paseo del Prado de La Paz (Bolivia), pintada, sin nariz y con una soga al cuelloA la izquierda, la estatua de Colón de Arica (Chile) destrozada; a la derecha, la del paseo del Prado de La Paz (Bolivia), pintada, sin nariz y con una soga al cuello A la izquierda, la estatua de Colón de Arica (Chile) destrozada; a la derecha, la del paseo del Prado de La Paz (Bolivia), pintada, sin nariz y con una soga al cuello

“El símbolo de Colón obviamente se ha asociado con la conquista de los pueblos indígenas de América. Por lo tanto, toda celebración de Colón es resentida por los americanos nativos y muchos otros”, explicaba recientemente el historiador de la Universidad de Yale David Blight a la BBC. “Es posible que hayamos exagerado al celebrar a Colón, pero eso tiene más que ver con los italoamericanos y sus afirmaciones de ser estadounidenses a finales siglo XIX y a principios del XX”, añadía. Según Blight, la presencia de los homenajes a Colón en Estados Unidos no estaba relacionada con “la conquista de los americanos nativos”, sino que esto fue el resultado de la llegada del conquistador al continente americano. “Pero es imposible ir hacia atrás, o incluso sugerir de alguna manera que los europeos no deberían haber salido. Todos los pueblos se aventuraron, si tenían oportunidad, y eso conduce a violencia y conflictos. No culpo a algunas personas por estar molestas con tantos monumentos a Colón, pero culpar a Cristóbal Colón por la explotación de las Américas por parte de los europeos es un poco ridículo”, señalaba.

“Puedes derribar todos los monumentos del mundo, pero eso no cambia el pasado”

Ahora bien, Blight indicaba que se pueden derribar “todos los monumentos del mundo”, pero “esto no cambia necesariamente lo que ocurrió. Estamos obligados a aprender del pasado“. En este sentido, el historiador, premio Pulitzer en 2019 por su biografía del abolicionista Frederick Douglass, aboga por la “purificación de la historia”. A propósito del debate sobre la retirada de los monumentos confederados en Estados Unidos —postura en la que está de acuerdo—, Blight señalaba que no se puede ir hacia atrás “y simplemente hacer del pasado algo que sea más aceptable, que se ajuste mejor a nuestros deseos de hoy”. “Y nuestra historia, como la de los demás, está llena de tragedias y de buenos finales. Ya sea aquí o en cualquier otro lugar del mundo, tenemos derecho a debatir sobre cómo queremos que nos represente nuestro paisaje conmemorativo público”.

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