Movernos o morir: “Negociar en Glasgow no ayuda. Migrar es la mejor solución”

¿Dónde vivirás en 2050? La respuesta a esta pregunta varía en función de dónde hayas nacido, tu residencia actual y los ceros de tu cuenta corriente. Todo influye. No es lo mismo crecer en un suburbio de Kinshasa que leer esto con un pasaporte europeo en el cajón. Ni hablar inglés desde la cuna que pastún o dari. Pero el tiempo hará evidente que la gran brecha entre regiones será el impacto del cambio climático.

La subida del nivel del mar, el auge de las temperaturas o una mayor frecuencia de fenómenos climáticos extremos provocarán que las perspectivas de nacer en, por ejemplo, el África subsahariana no tengan nada que ver con el futuro que deparen los países mejor preparados (y situados) para enfrentarse al calentamiento global. Como ahora, pero multiplicado exponencialmente. En algunos casos, las migraciones internas solventarán el problema. Si en unas décadas las temperaturas en Asturias hacen la vida más llevadera que en Almería, la solución pasa por desplazarse unas horas dentro del territorio nacional. Otros no lo tienen tan fácil.

T.F.

Los líderes mundiales han negociado en Glasgow, como lo hicieron antes en París, qué respuesta dar a la emergencia climática. Regiones enteras del mundo que conocemos serán económicamente inviables o simplemente inhabitables. ¿Qué crees que hará la gente que vive allí ahora (y los que quedan por nacer)? ¿Quedarse de brazos cruzados a la espera de hundirse o achicharrarse? Hay quien piensa que lo que digan o hagan nuestros gobernantes es más o menos irrelevante, porque ya vamos tarde y debemos ponernos en lo peor. Uno de ellos es Parag Khanna, experto en geopolítica y fundador de FutureMap, una consultora estratégica sobre las dinámicas de la globalización. Acaba de publicar el libro ‘MOVE: The Forces Uprooting Us’ (Simon & Schuster), donde proyecta un futuro en el que el cambio climático fuerza a la humanidad a volver a sus orígenes nómadas para evitar el colapso de la civilización. Khanna explica su tesis en esta entrevista con El Confidencial, en la que reflexiona sobre la gran ola migratoria por venir. También responde a otra pregunta reveladora: si pudieras elegir, ¿dónde querrías nacer mañana? ¿Y en 2050?

PREGUNTA. ¿Cómo y por qué la migración es una respuesta al cambio climático, con todas sus implicaciones y la actual tendencia nacionalista y antiinmigración?

RESPUESTA. La migración es una respuesta al reto de adaptarnos al cambio climático. No es una solución en sí. Las soluciones para el cambio climático tienen que ver con la mitigación, es decir, con minimizar los daños, lo que significa ecologizar nuestras cadenas de suministro, descarbonizar nuestra industria, invertir en energías renovables. Tal vez incluso proyectos de geoingeniería… Hay que realizar intervenciones tecnológicas, de mercado y políticas muy serias, así es como reduciremos el riesgo y mitigaremos los daños del cambio climático. Pero incluso si hacemos eso (o peor, si no lo hacemos), también tenemos que adaptarnos. Y ahí es donde aparece la migración. El hecho de que haya negociadores en la COP26 en Glasgow que prometan que reducir las emisiones para el año 2050 no ayuda a la gente de Bangladesh hoy. No ayuda a la gente de Siria hoy. ¿Ayuda a la gente de El Salvador? Si quieres ayudar, tienes que pensar en cómo van a migrar todas esas personas. Necesitan moverse. Van a morir. Puedes estar negociando en Glasgow, pero no estás ayudando a esa gente. Así que la migración no es solo una solución. Es la mejor solución, la más fácil, y la respuesta más rápida al reto de adaptarnos a un mundo nuevo.

“Si quieres ayudar, tienes que pensar en cómo van a migrar todas esas personas. Necesitan moverse. Van a morir”

P. Menciona Siria, Bangladesh o El Salvador. La Casa Blanca acaba de publicar unas previsiones de prospectiva estratégica sobre el cambio climático y la migración. Señala América Central, África Central y la zona que va desde Afganistán hasta la región del Indopacífico como los tres focos que peor lo pasarán en los próximos años. Se trata de países que ya están sufriendo en la actualidad, y cuyos migrantes no son especialmente bienvenidos en otros lugares. ¿Es optimista sobre el futuro? ¿Qué hará cambiar de opinión a los dirigentes y población occidentales?

R. No, no soy necesariamente optimista. En el libro, planteo cuatro escenarios y tres son negativos, pesimistas y cínicos. Son advertencias. Solo un escenario es positivo en el libro, así que definitivamente no soy un optimista. Pero sí creo que tenemos la capacidad de resolver el desafío de la adaptación. Podemos construir la infraestructura necesaria para que la gente viva de forma sostenible, podemos tener energía renovable, reciclar el agua, cultivar alimentos en laboratorios, ser más vegetarianos, e incluso mover nuestros hogares si se avecina un desastre. Podemos adaptarnos. Tenemos la tecnología para hacerlo de una manera muy cómoda, trabajar a distancia, etc. Podemos superar nuestra escasez de mano de obra reubicando a gente en lugares donde pueda ser productiva. En España, tenéis escasez de mano de obra, también en Reino Unido, en Estados Unidos. Y, por supuesto, en el resto del mundo hay gente que está dispuesta a hacer esos trabajos, ¡pero no los dejan entrar! Pero no es cierto que en todo el mundo lal fuerzas políticas dominantes sean el populismo o la xenofobia, el proteccionismo y el nacionalismo. ¡No es cierto! Puede ser cierto en Hungría, pero no lo es en Canadá. Canadá acaba de tener unas elecciones, la inmigración no ha sido un tema importante y es 10 veces más importante que en España. Canadá deja entrar a 400.000 personas cada año, y cada una de esas 400.000 personas conseguirá un pasaporte canadiense.

Muchos países están cometiendo el mismo error al rechazar la inmigración, pero yo no admiro a esos países. No quiero que mi país cometa ese error. Los países más inteligentes son Canadá y Alemania, y son más importantes que Reino Unido, España o Hungría. Creo que deberíamos darnos cuenta de que hay muchos modelos y sistemas diversos y que algunos países ya han tomado la decisión correcta de abrazar la inmigración. No admiro a Italia. Nadie quiere tener el Movimiento 5 Estrellas de Italia, así no se dirige un país. Es importante recordar que al hablar de los mismos países que consideramos populistas y nacionalistas, estamos describiendo al Gobierno, o estamos describiendo al líder. No estamos describiendo a la gente, porque si miramos a la población, la mayoría quiere salir de esos países, no son sociedades nacionalistas. La juventud en Turquía, por ejemplo, quiere salir del país. La verdad es que esos mismos países son la principal fuente de emigración, sus ciudadanos se van porque son países terribles. Vivimos bajo un gran mito, que el nacionalismo gobierna el mundo. Es casi una broma, todo el mundo quiere escapar de los países nacionalistas porque son los países peor gobernados.

P. Es verdad que la migración no fue un tema importante durante las últimas elecciones en Canadá o Alemania, por ejemplo. Pero tras la salida de Afganistán, en Europa ha habido un debate y cierto miedo a las posibles nuevas oleadas de migrantes. Los líderes no representan necesariamente al pueblo, pero siguen siendo los que tienen el poder. Y de nuevo me pregunto qué hará cambiar de opinión a quienes gobiernan y siguen en sus trece. En el libro, menciona que la ley de la oferta y la demanda será la que derrote al populismo.

R. Exactamente, la ley de la oferta y la demanda siempre gana. Siempre ha ganado. Lleva 1.000 años ganando. No me importa si tienes un Gobierno populista hoy o mañana, porque sé que fracasará el año que viene o el siguiente, o el siguiente, porque 100.000 años de historia nos dicen que la migración siempre gana. Siempre gana, ¡siempre! Pasa lo mismo con la globalización, siempre gana. Tengo 44 años y recuerdo que la gente decía que el 11/9 sería el fin de la globalización, que ya no habría confianza, que no podríamos estar seguros en ningún sitio, que todo el comercio y las cadenas de suministro se detendrían. Luego vino la crisis financiera y la gente dijo de nuevo: “¡Este es el fin de la globalización!”. El colapso de la economía, el sector financiero en ruinas… Toda la inversión extranjera evaporada. Estaban equivocados. Luego llegaron 2016, Trump y el Brexit. Y la gente repetía, “¡este es el fin de la globalización!”. Tienes un nacionalista fanático en la Casa Blanca. Reino Unido ha abandonado la Unión Europea. Todas las instituciones se están desmoronando, este sí es el fin de la globalización. Y ahora, por cuarta vez en 20 años, llega la pandemia y la gente está diciendo que, sorpresa, es el fin de la globalización. Todas las cadenas de suministro están arruinadas, hay una nueva guerra fría entre Estados Unidos y China. Y de nuevo, están equivocados. Ahora mismo, si hay cuellos de botella en la cadena de suministro es porque la demanda de globalización es excesiva. ¡Ni siquiera hay suficiente capacidad para absorber toda la globalización que queremos!

Así que, por favor, por favor, que nadie me diga que hay una fuerza más poderosa que la oferta y la demanda. No hay ninguna fuerza en la historia del mundo más poderosa que la oferta y la demanda. Incluso a los países que son populistas están llegando extranjeros. Vienen a Francia, vienen a Italia, vienen a Reino Unido, vienen a Estados Unidos. EEUU acaba de realizar un censo y ha mostrado que durante la presidencia de Donald Trump, Estados Unidos se volvió más diverso, más latino, más mestizo. Todo mientras Donald Trump era presidente. Lo que la gente dice y lo que hace, quiénes son los líderes y quién es la sociedad, son cosas muy, muy diferentes. Pero en la realidad del terreno, cada día y cada minuto, la migración está ganando. Y la globalización está ganando. Siempre.

Celia Maza. Glasgow

P. Puede que todo eso sea cierto, pero aun así, los líderes de países como Estados Unidos cuando Trump era presidente, Reino Unido ahora con Boris Johnson u otros gobernantes populistas como Orbán siguen siendo importantes porque sus decisiones pueden cambiar el rumbo que toma un país, o la Unión Europea, en el futuro cercano. Los próximos años son cruciales para el resultado de esta futura ola de migración y la respuesta al cambio climático. Así que volvamos a los cuatro escenarios que proyecta en el libro y que van desde el caos casi absoluto hasta la creación de fortalezas regionales o una ‘Nueva Edad Media’… Y el escenario positivo, una migración sin fricciones. ¿Cuál es el escenario más probable hoy en día?

R. Todos los escenarios son verdaderos al mismo tiempo, así es como se construye un buen escenario. Los cuatro escenarios son verdaderos hoy, y los cuatro escenarios también serán verdaderos mañana y en 2030 y 2040. Así que la pregunta no es cuál es más probable, la cuestión es dónde predomina cada escenario. Si miras a América del Norte, puedes ver que tienes elementos de los cuatro escenarios. Está Canadá, 400.000 personas que llegan al país y se integran. Es exactamente lo que sostengo en ‘Aurora boreal’, el escenario positivo. Pero también puedes ver el escenario de ‘Bárbaros a las puertas’. Mira la frontera con México, ambos escenarios están sucediendo al mismo tiempo en la misma región. Mira a Europa, tienes fortalezas regionales, ¿verdad? Ninguna región está haciendo más por su propia sostenibilidad que Europa. En África y América Latina, es como la ‘Nueva Edad Media’. La gente ya está luchando por sobrevivir en esas regiones y en el mar Mediterráneo. Así que todos los escenarios son verdaderos ahora, y todos serán verdaderos mañana. La cuestión es hasta qué punto y dónde.

Ángel Villarino

P. ¿Qué escenario va a ser dominante? Si puedo reformular la pregunta.

R. El mundo es muy grande, así que depende de dónde. Quiero decir, hay regiones del mundo que describo como baldías. Ya no existirán, no sobrevivirán. La gente no puede vivir allí donde no hay agua. Hay Estados actuales que dejarán de ser entidades legales. Podría ocurrirle a Bolivia, Turkmenistán, Eritrea y Somalia. En algunos lugares, habrá un escenario muy catastrófico y otros lugares podrían vivir un renacimiento. Japón se está despoblando, pero podría aceptar que llegue más gente porque la necesita. Japón es un oasis que está gestionando bien el cambio climático. Es un país rico. Las cosas podrían mejorar en Canadá o en Escocia, que es otro lugar de ensueño. Hay 30.000 lagos en Escocia. Tienen agua dulce y un buen Gobierno, así que pueden ser los ganadores del cambio climático. De nuevo, la respuesta depende en gran medida de dónde se mire.

“Los países necesitan nómadas digitales. Si no tienes a esas personas en tu economía, eventualmente colapsará”

P. Aparte de la tierra fértil y los refugios contra el cambio climático, la juventud de hoy y de mañana es otro recurso escaso por el que se luchará en un futuro próximo. En el libro, habla de ‘gente cuántica’, de los estilos de vida de los jóvenes profesionales, de esa especie de nomadismo que busca la mejor oportunidad para satisfacer necesidades, angustias y sueños. Siempre me pregunto si los jóvenes son así o el mundo de hoy obliga a serlo. Creo que muchos se quedarían con gusto en algún lugar y echarían raíces, como hicieron sus padres, por ejemplo. ¿Qué piensa de este dilema generacional?

R. Puede ser cierto para algunas personas, pero no lo es para todas. No es cierto para muchos jóvenes de la India ahora que la globalización permite ver el resto del mundo. Tenemos encuesta tras encuesta tras encuesta de América Latina, África, la India, de toda Asia: los jóvenes quieren salir. La mayoría de los seres humanos del mundo son jóvenes de países en desarrollo. Y lo primero que dicen es “si pudiera abandonar mi país, me iría ahora mismo. Me habría ido ayer. No soy nacionalista, no soy patriótico. Mi Gobierno es corrupto, mi entorno es horrible. Quiero escapar. Tengo una educación o quiero una educación. Por favor, rescátame de este país”. Eso es lo que dice la mayoría de los seres humanos hoy. Si vives en Madrid, que es una ciudad gloriosa, por supuesto que sería encantador echar raíces. Puedes permitirte una casa, o quizá la vas a heredar.

P. El alojamiento es un tema bastante sensible aquí, no es tan sencillo…

También puedes vivir en la casa de tus padres. Vives en un lugar maravilloso y te felicito. Pero no eres representativo de la mayoría de los jóvenes, desde luego que no. Algunas personas son nómadas por elección. Algunas personas son nómadas involuntariamente, de hecho la mayoría de la gente nómada no lo es por voluntad propia. Pero la gente como tú, que tiene educación y un buen pasaporte, puede vivir donde quiera porque ahora mismo hay 70 u 80 países que tienen programas para nómadas. Si quieres ir a vivir a Dubái, Bali o Atenas, puedes. Tal vez son solo 200, 300 millones de personas. Pero sigue siendo mucha gente y no todos tenemos el mismo peso en la economía. Un nómada digital es un activo muy valioso: consume en tu economía, se gasta dinero alquilando un apartamento, comiendo en tus restaurantes. Tal vez emplea a una o dos personas. Los países necesitan nómadas digitales. Si no tienes a esas personas en tu economía, eventualmente colapsará.

P. Haber nacido en Madrid con un pasaporte europeo es un privilegio. Y esa es una de las cuestiones que tenía en mente pensando en la Civilización 3.0 que describe en el libro y la idea de tener un pasaporte global. Desde el punto de vista de Occidente (donde se concentra el poder), ¿cuáles son los incentivos para crear un pasaporte global si desaparecerían esos privilegios?

R. No están perdiendo un privilegio. Los países emiten pasaportes y seguirán haciéndolo, cuando hablo de un pasaporte global, lo que quiero decir es un visado tecnológico para que la gente pueda separar su movilidad de su nacionalidad. De hecho, quiero divorciar la movilidad y la nacionalidad. Si soy nigeriano, pero sé programar y una universidad quiere darme una beca en Alemania… Debería poder entrar en un portal y decir: aquí está mi educación; aquí están mis habilidades; aquí está mi extracto bancario; aquí están mis antecedentes policiales, no soy un criminal. Y el Gobierno alemán podría responder, perfecto, te aceptamos. Y ‘boom’, el visado aparece en mi aplicación, en mi teléfono y voy al aeropuerto. Todo esto lo podemos tener hoy. Gracias a la tecnología, podríamos haberlo tenido ayer. Es muy, muy fácil.

Aún no lo hemos hecho, pero lo haremos por un par de razones. Número uno, la pandemia y la digitalización. Yo vivo en Singapur y los jóvenes singapurenses obtienen becas para universidades británicas cada año. Antes tenían que ir al consulado, al alto comisionado, echar allí el día con papeleo, firmar documentos, pagar. Ahora todo es digital porque, por supuesto, las oficinas estaban cerradas, y el covid nos ha obligado a hacerlo. Si puedes tener un código QR para tu certificación de vacunas, puedo generar un código QR que diga que Álvaro tiene un visado para Singapur y así no necesita ir al consulado de Singapur y firmar un documento físico. Todo puede ser digital. Y la segunda razón, la escasez de mano de obra. Vuestras granjas no tenían suficientes agricultores durante la pandemia. Vuestra comida se pudría y hubo que tirar parte de ella. En Bélgica, el año pasado, pidieron a todo el mundo que comiera patatas fritas porque se estaban echando a perder. Si quieres quejarte de ese problema y no hacer nada, bien. Pero si quieres arreglarlo, digitaliza la movilidad. ¿Necesitas un millón de agricultores rumanos mañana? Un millón de rumanos se conectan a una web. Muéstrame tu certificación de vacunas. Te doy un visado. Sube al avión y ven, nuestras granjas te necesitan. Ese es un sistema mejor. Y puedes hacerlo ahora mismo. Si no lo haces… entonces, por supuesto, tirarás más comida, tu productividad bajará, tu PIB se resentirá. Tu economía será peor, la gente se morirá de hambre. Si es lo que quieres, adelante. Pero también puedes arreglarlo.

“Nuestros gobiernos se pondrán de acuerdo en cómo colonizar la Luna (…), pero nunca en abrir las fronteras”

P. Cito textualmente del libro: “Sin coordinación sobre nuestros recursos comunes… habrá acaparamiento de tierras y guerras por los recursos”. También dice, “si pudimos coordinar el gran confinamiento, ¿no podemos también rediseñar la próxima gran migración?”. Plantea esa cuestión y yo me pregunto, Idealmente, ¿quién es ese ‘nosotros’ que está detrás del rediseño? ¿Quién debería ser el encargado de diseñar la próxima gran migración? Y con una mirada más realista, ¿quién la diseñará?

R. Es una excelente pregunta, y es la más importante, porque, de nuevo, yo soy realista, no un ingenuo utópico: tres de mis cuatro escenarios a futuro son negativos. Mi formación es la geografía política, el mapa de fronteras es mi especialidad. El mundo tiene 200 Estados soberanos y ninguno quiere renunciar al control de sus fronteras, lo sé mejor que nadie. Por eso nunca tendremos un acuerdo global sobre la migración, nunca. Nuestros gobiernos se pondrán de acuerdo en cómo colonizar la Luna. Nuestros gobiernos se pondrán de acuerdo en cómo reducir las emisiones. Nuestros gobiernos se pondrán de acuerdo en muchas cosas, pero nunca en abrir las fronteras, nunca. Por lo tanto, cuando digo que debemos rediseñar el próximo sistema, no estoy diciendo que Naciones Unidas lo vaya a hacer porque nadie confía en la ONU. No estoy pidiendo que Estados Unidos lo haga por el resto del mundo porque ya nadie confía en EEUU. Tampoco que lo haga China. Creo que ocurrirá de abajo arriba. Veremos que Canadá tiene más éxito porque deja entrar a más gente, que en Rusia pueden diversificar su economía si tienen más trabajadores de la construcción y agricultores e ingenieros chinos, vietnamitas o indios. Y entonces cambiarán de opinión sobre la migración. Japón verá que sus ciudadanos están muriendo solos en sus casas porque no tienen suficientes enfermeras filipinas e indonesias y las traerán.

Aprenderemos gradualmente. Hace dos años, un país tenía un programa de visados para nómadas, Estonia. Hoy, hay 75 países con ese tipo de programas. La ONU no dijo: “Por favor, os animamos a que preparéis un programa de visados para nómadas”. Todo el mundo vio lo que funcionaba y decidió imitarlo, es una carrera hasta la cima. Otro ejemplo: Polonia anunció que cancelaría todos los impuestos para los ‘millennials’. Si eres un joven polaco o un joven español, por favor, ¡múdate a Varsovia o a Cracovia! Nunca pagarás impuestos en nuestro país hasta que tengas 40 años y solo si eres rico. ¿Por qué están haciendo eso? Porque están perdiendo gente y aprendiendo la lección, y esto es así en todas partes. Italia tenía el Movimiento Cinco Estrellas, un Gobierno horrible, pero los echaron. Y claro, ahora el país está dirigido por tecnócratas y abogados. ¿Y cuál es su política? Si te mudas a Italia, puedes comprar una casa por un euro y pagar solo el 10% de impuestos. Esa es la política de inmigración italiana, no la política de la Lega de Matteo Salvini. Matteo Salvini es un idiota. Y Matteo Salvini está perdido.

“Nuestras mujeres necesitan tener más bebés”, decía Salvini. ¿Y sabes lo que respondieron las mujeres italianas? “Vete a la mierda, Matteo”

P. Ya veremos, habrá que confirmarlo en las próximas elecciones…

R. ¿Qué ha pasado mientras Matteo Salvini marcaba la agenda? “Estamos muriendo, nuestras mujeres necesitan tener más bebés”, decía Salvini. ¿Y sabes lo que respondieron las mujeres italianas? “Vete a la mierda, Matteo”. Y dejaron el país. Fue contraproducente, Salvini fue el peor enemigo de su propia política. Solo porque Matteo Salvini o Viktor Orbán existan y hayan alcanzado el poder, no significa que tengan razón o que vayan a ganar siempre. A largo plazo perderán, porque son idiotas y autodestructivos. La ley de la oferta y la demanda gana. El pragmatismo gana. Al final, la gente ha migrado, migra y migrará. No hay ningún argumento en contra. ¿Cuántas decenas de miles de bangladesíes viven en Italia ahora mismo?

Pongo el ejemplo de Alemania porque viví allí y lo conozco muy bien. El político conservador Jürgen Rüttgers dijo en los dos mil aquella frase de: “Kinder statt Inder” (ten hijos, no indios). Imagina que le digo a Jürgen en los noventa que en 30 años Alemania va a tener seis millones de turcos, dos millones de árabes, un millón de africanos, 300.000 chinos, millones de personas de Rusia, la antigua Unión Soviética y los países de los Balcanes. Moriría de un ataque al corazón si viera la composición demográfica de su país hoy. Pero Alemania es la única economía con una creciente fuerza productiva porque ha integrado a sus inmigrantes. Alemania ha ganado, ¿quieres estar en la Italia dirigida por Matteo Salvini o en Alemania? Dime quién es el ganador, quién es el perdedor y quién quieres ser tú.

P. Esteban

P. Para terminar, quería darle un pequeño giro a la primera pregunta del libro (¿dónde vivirás en 2050?). Si pudiera elegir dónde nacer hoy y dentro de 50 años, ¿sabe dónde sería? Es una pregunta sobre los ganadores y perdedores de todo este proceso.

R. Nadie me había hecho esta pregunta todavía. Mucha gente me pregunta dónde viviré en 2050, ya que se supone que he hecho todos los cálculos y los tengo en la cabeza… y digo Berlín, mi ciudad favorita, allí viviré en 2050. ¿Pero dónde querría nacer? Si puedes elegir, todavía quieres nacer en Europa Occidental, o, como mucho, Nueva Zelanda y tal vez Canadá. Pero en términos de seguridad o la mortalidad infantil, quieres vivir en Europa Occidental, quieres nacer en Europa Occidental, y probablemente seguirá siendo así dentro de unas décadas. Soy un estadounidense muy proeuropeo y siempre lo he sido, el europeo medio vive mucho mejor que el estadounidense medio.

El europeo medio sería un poco tonto si se fuera a vivir a Estados Unidos, donde te pueden matar por la calle sin motivo alguno. Creo que los jóvenes de hoy son conscientes. En mi época, en los años noventa, Estados Unidos todavía era el lugar por excelencia, pero hoy ya no lo es. Los europeos son muy pesimistas por naturaleza. Ven la falta de dinamismo económico y la precariedad —los ‘mileuristas’, como los llamáis allí—, el envejecimiento de la sociedad… Pero es mucho, mucho peor en Estados Unidos. Los europeos deberían apreciar lo bien que se vive en Europa. Y volviendo al cambio climático, la latitud de Europa es similar a la de Canadá. Desde una perspectiva climática, Europa y Canadá están mucho mejor situadas que Estados Unidos. Mira este mapa sobre mi cabeza ahora mismo [dice mientras señala un mapa con las zonas más afectadas por el calentamiento global pintadas en rojo]: sabes que no quieres estar en EEUU, en realidad, sabes que quieres estar en Canadá o en Europa. Las zonas verdes del mapa, ese es el futuro.

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