Una limpiadora cordobesa va a Estrasburgo para hablar de la UE: “Se tienen que pringar de gordo”

El pasado julio, Maria Concepción Páez Miraime, Conchi para todo el mundo, recibió una llamada. Cuatro meses después, tras coger un AVE a Madrid, un avión a Fráncfort y un autobús a Estrasburgo, Conchi aterrizó en la sede francesa del Parlamento Europeo como una más de las cerca de 200 personas, de los 27 países de la Unión, que han participado en el cuarto panel ciudadano de la Conferencia sobre el Futuro de Europa. En total y a lo largo de los últimos seis meses, han sido 800 personas —hombres, mujeres, jóvenes, adultos, estudiantes, trabajadores, jubilados— elegidas al azar y ‘reclutadas’ a través del teléfono fijo.

“Al principio, como hay tantos timos y tantas historias, me quedé como ‘¿y por qué me llaman a mí?”, cuenta Conchi, de 58 años. A su alrededor, nadie había oído hablar de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, iniciativa conjunta de las tres instituciones principales de la UE, Parlamento, Comisión y Consejo inaugurada, tras un retraso por la pandemia, el pasado 9 de mayo de 2021. La CoFoE, como la denominan en jerga de la burbuja comunitaria, se presupone el proyecto estrella de la legislatura europea, fruto de las dudas sobre el proyecto que sembró el Brexit y un intento de no solo acercarse a los ciudadanos, sino ampliar la legitimación de sus instituciones con un intento democratizador y amplio de elaborar con ellos esa ‘Europa del Futuro’ más allá de crisis del día a día.

Además de una plataforma online donde los ciudadanos pueden escribir sus propuestas, la Conferencia incluye cuatro ‘paneles ciudadanos’, formados por 800 personas elegidas al azar en los 27 países de la UE (67 españoles) y proporcionalmente en función del sexo, entorno urbano/rural y nivel educativo. Esos ‘elegidos’ debatirán sobre grandes temas clave de la UE, presentarán propuestas y, en una última sesión en 2022, un grupo de representantes participarán en una sesión plenaria con los eurodiputados. “Esto no es un ejercicio de escuchar a los ciudadanos. Sabemos lo que opinan los ciudadanos, tenemos el Eurobarometer, sondeos… esto es una integración activa de los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones. En cómo la Unión tiene que ser reformada para el futuro. Porque está claro que necesita una reforma”, explica al respecto Guy Verhofstadt, eurodiputado del grupo ‘Renew Europe’ y cabeza del Parlamento Europeo en la CoFoE.

El único requisito eliminatorio para que los ciudadanos elegidos al azar pudieran participar, además de ser mayor de 16 años, es no tener ninguna relación con la política profesional. “Si fuera política profesional no estaría limpiando comunidades”, se ríe Conchi. Dentro de ese azar que la seleccionó, a Conchi le tocó el cuarto y último panel ciudadano, con los grandes y casi inabarcables temas de ‘Inmigración’ y ‘La posición de la UE en el mundo’, un asunto que, sin embargo, tocaba muy cerca de su historia personal. Sus padres, dos cordobeses que trabajaban como pintor y limpiadora emigraron primero a Madrid, luego a Asturias y finalmente a París, donde Conchi vivió desde los once a los 26 años, cuando regresó a Córdoba. “Como he sido hija de inmigrantes, estoy sensibilizada con ese tema, Andalucía también tiene mucha acogida de inmigrantes ilegales, y me pareció interesante poder participar… Siempre y cuando que todo esto que estamos haciendo llegue a algún puerto, que no se quede en un mero acto de publicidad de la Unión Europea”.

Un momento del pleno del Panel Ciudadano. (Parlamento Europeo)Un momento del pleno del Panel Ciudadano. (Parlamento Europeo) Un momento del pleno del Panel Ciudadano. (Parlamento Europeo)

Hablamos con Conchi en Estrasburgo en dos momentos: antes y después de la primera sesión de su ‘panel ciudadano’, que se celebró del 15 al 17 de octubre en Estrasburgo. “Nos dijeron que no hacía falta prepararse nada, porque la idea del Parlamento es que sea una respuesta y propuestas espontáneas”, explica Conchi, quien admite que no tiene ‘soluciones’, pero sí muy claro cuál es uno de los problemas más graves por resolver de la Unión Europea: la inmigración. “Lo único que tengo que decir es que Europa se tiene que pringar de gordo con el tema de la inmigración. Este problema se lo tienen que tomar muy en serio, yo incluso pasaría por alto otros problemas que hay a nivel europeo”.

Tras varias sesiones en el pleno de la sede francesa del Parlamento Europeo, los ciudadanos fueron distribuidos en pequeños subgrupos para debatir propuestas y temas, con gente de distintas nacionalidades. Conchi sacó el tema de la migración. Pero a no todo el mundo le interesa, o la ve de la misma manera. Y ahí se ve el choque norte/sur o este/oeste de las visiones. Ciudadanos de Bulgaria y Croacia veían la inmigración como un problema de fuga de cerebros, de cómo sus jóvenes acababan yéndose a otros países de la UE. En el grupo de Conchi, con varios alemanes, necesitaban la inmigración como mano de obra en una población envejecida, mientras que los holandeses preferían en cambio centrarse en temas como la crisis climática. “Yo dije que en España nos venían en pateras a diario, que se morían en el Mediterráneo y los teníamos en cuadras [en referencia a la crisis de Arguineguín del año pasado], que los del sur somos los que estamos sufriendo más esto, y los del norte se lavan las manos”, explica Conchi. De los debates sí salió, finalmente, la reforma del acuerdo de Dublín (de asilo), pero también temas sobre cómo la UE puede utilizar su potencia comercial y económica para presionar a otros países a que cumplan con los compromisos climáticos.

Imane Rachidi. La Haya

La primera sesión del Panel Ciudadano termina con una amplia batería de temas que tratar para que, en las próximas dos sesiones, se debatan, propongan ideas y se voten. Entre los temas está la autonomía estratégica de la UE en cuanto a la producción de bienes y materias primas, relaciones comerciales con EEUU y China, los mecanismos para la cooperación intereuropea en materia de inmigración o incluso la difícil revisión de la decisión por unanimidad en el Consejo Europeo.

En las próximas semanas, antes de la próxima sesión del panel ciudadano (que será ‘online’ y le seguirá una última sesión en Maastrich, Países Bajos), Conchi y otras compañeras españolas van a empezar a investigar sobre los temas, ya sea contactando con asociaciones locales como Cruz Roja como investigando por su cuenta o contactando con una lista de expertos que la propia CoFoE les ha facilitado. Tras tres días muy cargados en Estrasburgo, las expectativas son altas, y Conchi cree que, al menos ellos, están poniendo mucho de su parte. “Lo que me gustaría es que se nos tome en serio lo que vamos a proponer”, insiste.

El seguimiento y efectividad de esas propuestas de los ciudadanos en el Parlamento Europeo —donde se debatirán en una sesión en la que los representantes de los ciudadanos estarán presentes, pero donde no tendrán voto— es la gran interrogación abierta en la Conferencia sobre el Futuro de Europa, y uno de los aspectos que puede desequilibrar la balanza sobre si la CoFoE es al final un éxito o un fracaso.

Un proyecto ‘de riesgo’

Desde la propia UE admiten los riesgos. “[La CoFoE] Es una iniciativa muy valiente por nuestra parte, ninguna democracia en el mundo ha intentado hacer que los ciudadanos deliberen juntos con sus representantes electos. Algunos representantes electos (diputados) sostienen que son elegidos directamente [en las elecciones] así que no necesitan a esos ciudadanos más… Pero los necesitan, para que les den legitimidad, para dar ideas frescas”, defiende la vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Democracia y demografía, la ‘cabeza’ de la Comisión en la policefalia de la dirección de la Conferencia del Futuro de Europa, Dubravka Šuica, a El Confidencial.

La Conferencia del Futuro de Europa tuvo problemas para ver la luz. Nacida como propuesta del presidente francés Emmanuel Macron y muy ligada tanto sus aspiraciones para la reelección en 2022 como a su construcción como líder europeo, fue más tarde un compromiso de investidura de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, al Parlamento Europeo. Con la elección de Von der Leyen, la Eurocámara veía cómo se daba al traste el ‘Spitzenkandidaten’, la promesa de una mayor democratización electoral para los europeos, que votarían directamente —en las elecciones europeas de 2019— al líder que se convertiría en presidente de la Comisión; así que la CoFoE era un compromiso de Von der Leyen hacia esa democratización.

Las 'cabezas' de las tres instituciones en el CoFoE: Zacaria, Suica y Verhofstadt. (EFE)Las 'cabezas' de las tres instituciones en el CoFoE: Zacaria, Suica y Verhofstadt. (EFE) Las ‘cabezas’ de las tres instituciones en el CoFoE: Zacaria, Suica y Verhofstadt. (EFE)

La conjunción de las tres instituciones, Consejo, Comisión y Parlamento en una especie de ‘policefalia’ y el contexto de cierta rivalidad institucional (otro ejemplo fue el #sofagate), tampoco facilitó el nacimiento de la CoFoE. Y desde luego, la pandemia, que obligó a retrasar su inauguración y recortar su duración. “Ciertamente, ha sido uno de los proyectos europeos con más mala suerte. Y el hecho de que fuera concebida por Macron en 2019 como una respuesta al ascenso del populismo, así como las disputas interinstitucionales sobre quién debería liderar el proyecto, hace que quede un poco en ‘tierra de nadie’, sin que los gobiernos se tomen realmente en serio su promoción entre la población”, asegura Stefan Lehne, analista del centro Carnegie Europa, a El Confidencial.

La plataforma multilenguaje Futureu, donde los ciudadanos pueden presentar propuestas, organizar eventos o coordinar acciones ha recibido visitas de unas 4 millones de personas, según el último informe (septiembre). Fuentes del Parlamento Europeo confían que, en los próximos meses y conforme empiecen a salir las conclusiones de los Paneles Ciudadanos, la cifra aumente, haciendo referencia a que la Unión Europea cuenta con 513 millones de habitantes (2019). La propia Šuica explica que en las próximas semanas dará una gira por Europa para dar a conocer la iniciativa.

“Hay una tiranía del cortoplacismo que nos impide una reflexión sobre el futuro de Europa a medio-largo plazo”

“El método quizá no es el más adecuado para tener notoriedad. Hay demasiado ruido, demasiadas cosas abiertas que perturban la atención de la ciudadanía sobre el debate del futuro de Europa”, sostiene Pau Solanilla, experto en diplomacia corporativa y autor del libro ‘La república de la reputación’. Para Solanilla, esa “tiranía del cortoplacismo” en los problemas del día a día, una crisis europea tras otra, impiden pensar sobre el futuro de Europa, “una mirada a medio y largo plazo”.

Como proyecto, la Conferencia sobre el Futuro de Europa trata precisamente de hacer eso, una mirada más allá de la última crisis (el coronavirus, Polonia, precios de la energía, desabastecimientos…) y reflexionar sobre hacia dónde tiene que ir la Unión Europea del Futuro, pero Solanilla ve dos grandes problemas para realmente conseguirlo: el primero, que los debates deberían “desbordar lo institucional”. Para Solanilla, las instituciones quieren mantener el control del proceso cuando “la innovación está en los márgenes”, y especialmente en un momento en el que se vive una crisis de confianza en las instituciones. El segundo, que los métodos deberían apoyarse aún más en las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías del siglo XX, “que permiten abrir los procesos participativos de manera mucho más amplia”. “El método tradicional de organizar conferencias, seminarios, seleccionar a un grupo de ciudadanos, consultas… es un método limitado, hay que aplicar más innovación”.

La Europa del Futuro es una Europa que aprende

¿Es que a los ciudadanos le importa poco participar la política? Tanto Solanilla como Lehne no están de acuerdo, y apuntan a que ideas de participación ciudadana como la de la CoFoE han funcionado a nivel municipal y, en algunos casos —aunque con menor éxito— a nivel nacional, como la preparación de asambleas ciudadanas previas al voto sobre el aborto en Irlanda o la convención ciudadana sobre el clima en Francia. Nunca, sin embargo, se había intentado a nivel europeo, con los problemas que eso acarrea: además del idioma, también está el enfoque de los temas. Mientras que a nivel municipal los problemas son cercanos y las soluciones pueden serlo también, en la CoFoE los temas son muy bastos, difíciles de priorizar.

“Los paneles de ciudadanos elegidos al azar en la CoFoE es un experimento innovador de participación ciudadana, con el intento de introducir un elemento de democracia deliberativa en la política de la UE, quizá es útil; no porque la experiencia en sí sea satisfactoria, sino más como instrumento de aprendizaje: proporcionará muchas lecciones sobre cómo involucrar a los ciudadanos en el trabajo de la UE de manera más efectiva. Podría preparar el terreno para formas de participación más ambiciosas y serias, que a largo plazo pueden mejorar significativamente la legitimidad democrática de la UE”, concluye Lehne. El punto es que, en la Comisión, en el Parlamento y en el Consejo, se estén tomando notas.

source Una limpiadora cordobesa va a Estrasburgo para hablar de la UE: “Se tienen que pringar de gordo”

OBTENGA UNA MUESTRA GRATUITA

La contactaremos lo más rápido posible.